Conservar tus alimentos no es tarea sencilla, debes tener en cuenta muchos detalles que no debes tomar a la ligera si quieres evitar el desperdicio o que se descompongan de manera temprana. Así que, la forma de almacenarlos y el cuidado a la hora de manipularlos es muy importante, para impedir que se contaminen con bacterias y otros microorganismos que puedan afectar la salud.
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Te vamos a contar cinco errores que debes evitar para conservar ciertos alimentos como por ejemplo los huevos, estos deben ser consumidos en cierto lapso de tiempo para que no pierdan su frescura y buen sabor. Conservarlos en el refrigerador está bien, pero no deben permanecer allí más de tres semanas. Si están cocidos, no deben ser almacenados más de una semana.
Otro de los errores que no debes cometer con los alimentos es al descongelarlos. El proceso de descongelamiento tiene un papel primordial en la prevención de la proliferación de patógenos dañinos. Cuando se realiza a temperatura ambiente es más probable que las bacterias se multipliquen y colonicen el alimento. La mejor forma de hacer este proceso es dejándolo en la parte baja del refrigerador.
El tercer consejo que te damos es que jamás laves las carnes para reducir la presencia de microorganismos. Este pensamiento es erróneo sencillamente porque el agua facilita la contaminación de los alimentos, más aún si este tiene contacto con el fregadero, la encimera u otra superficie. La única forma de evitar olores en la carne es refrigerar en recipientes con tapa y consumirla en un plazo de no más de 5 días desde que la compramos.
Tampoco podemos dejar de prestar atención en cómo acomodamos los alimentos crudos y los cocidos en nuestra nevera, de ninguna manera las verduras o frutas pueden estar cerca de las carnes crudas, ya que es muy probable que se genere una contaminación cruzada directa. También se puede dar el caso de que las sobras de comidas cocidas si no están bien tapadas se contaminen por los microbios de los crudos.
Muchas comidas se pueden conservar bien a temperatura ambiente cuando se dejan de un día para otro. Pero el riesgo que existe con esta práctica es que los microorganismos aprovechan estas condiciones para multiplicarse de forma peligrosa, sobre todo durante el verano. El problema es aún más grave si no hay algún tipo de protección contra insectos. Lo que más conviene es guardarlos en la nevera, siempre dentro de un recipiente con tapa.