La mayoría de las plantas de interior no son de darnos demasiados problemas en lo que respecta al agua y la luz que necesitan para estar bien verdes. Pero no todas son de cuidados sencillos y sus hojas tienden a ponerse amarillas y sus puntas secas. Por este motivo es que te vamos dar algunos consejos para evitar que este pequeño flagelo no afecte a tus queridas plantas.
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Si tus plantas tienen una tonalidad marrón en las puntas de las hojas (no entera) y una textura arrugada, es porque debe estar sufriendo el ataque de una plaga o de una enfermedad. Sin embargo, en muchas ocasiones, es un claro indicativo de que la variedad está sufriendo estrés.
Esto puede ser provocado por diversos motivos como por ejemplo la falta de agua, la planta necesita distintas cantidades de riego en función de la estación. No es lo mismo el riego que suelen necesitar en invierno que en verano. Pero puede pasar que hayas utilizado un sustrato o una tierra con un drenaje demasiado rápido, por más agua que le pongas las raíces no la absorberán. La otra variable que se puede dar es el exceso de agua. Si observas que el sustrato de tu planta está demasiado seco, no la riegues de forma excesiva y drástica. La forma adecuada es hacerlo de forma paulatina agregando pequeñas cantidades a diario.
Otro dato no menor es que a medida que pasan los días tu planta se desarrolla cada día más y con esto también sus raíces. Si colocas un buen abono, la riegas de modo correcto y aun así tu planta sigue con sus hojas secas, es el momento de cambiarla de maceta a una más grande, seguramente cuando la saques, estará explotada de raíces que no la dejan absorber correctamente los nutrientes necesarios.
Un error muy común que solemos cometer es exponer nuestras plantas de interior demasiado sol, o que no tenga nada de él durante el día. Cualquiera de las dos acciones puede terminar quemando sus hojas. Recuerda también que hay plantas que no les gustan demasiado las corrientes de aire fuerte.