Las aromáticas siempre son una gran opción para tener en tu hogar. Son excelentes para ambientar tu espacio con un aroma exquisito y con la belleza particular de cada una. Para cultivarlas no es necesario tener una extensión de terreno muy grande, ni tampoco invertir mucho dinero. Vamos paso a paso a explicarte cómo lograrlo.
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Lo que sí es importante es elegir una zona del jardín adecuada para cada planta. De su siembra correcta, dependerá su color, textura e incluso su aroma. Si estás pensando en crear tu propio huerto y cultivar tus hierbas o plantas aromáticas favoritas, hoy te traemos todo lo que necesitas saber antes de crear tu propio jardín con ellas.
La exposición al sol es vital para el crecimiento de algunas plantas aromáticas. Así como algunas pueden necesitar varias horas de sol al día, otras necesitan estar siempre a la sombra. Si este es el caso, debes elegir un lugar que se adapte a las distintas plantas que tengas, para que cada una reciba la cantidad justa de luz o sombra.
Por otra parte, puedes realizar tu plantación en cualquier época del año, aunque es recomendable evitar hacerlo en días de calor extremo. Este tipo de plantas son realmente resistentes a climas fuertes, bien sea de calor o frío. No obstante, siempre deben encontrarse protegidas de los vientos muy fuertes.
El espacio escogido debe ser un sitio fresco donde circule el aire, pero no con ráfagas de viento agresivas. Estas plantas, en su mayoría, pueden vivir normalmente y florecer en suelos pobres de nutrientes. No obstante, es indispensable que cuenten con un buen drenaje, ya que son susceptibles al exceso de agua.
A la hora de crear tu plantación de aromáticas es necesario cavar hasta una profundidad de al menos 25 centímetros para dejarlo suelto y perfecto para el posterior cultivo. Si el suelo no contiene tantos nutrientes como se requiera, se puede emplear abono orgánico para los distintos tipos de suelo. Si tienes una tierra arenosa deberás aportar nutrientes que ayuden a conservar su humedad. Esto lo puedes lograr con mantillo, turba, humus de lombriz o estiércol.
Y si tu suelo es arcilloso quiere decir que tiene demasiada agua, lo que retrasaría el proceso de crecimiento de las plantas e incluso puede dañar la plantación. Es importante utilizar el abono orgánico para ayudar con el drenaje. Puedes emplear arena lavada, ya que equilibrará la textura de la arcilla y ayudará a introducir aire en las raíces. Puedes agregar al suelo compost, grava y cortezas de pino, justo antes de realizar la plantación.