La planta de rosa mosqueta aporta notables beneficios a nuestro hogar. No solo ornamentales, sino que además sus flores tienen usos gastronómicos y el aceite que se puede obtener de esta especie tiene funciones ampliamente utilizadas para el cuidado de la piel. Descubre cómo puedes cultivarla en unos sencillos pasos.
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Debemos tener en cuenta en primer lugar que la rosa mosqueta es una planta que suele alcanzar un tamaño considerable, incluso hasta los dos metros de altura, por lo que una vez cultivada en nuestro hogar debemos ofrecerle el suficiente espacio para que se desarrolle correctamente. Si bien es una planta fácil de cultivar y cuidar, conviene conocer ciertos detalles al respecto.
La mejor forma del cultivo de la rosa mosqueta será mediante esquejes, que tendrán que medir unos 25 centímetros de largo. Debemos plantarlos de forma que sobresalgan unos 10 centímetros. El recipiente o maceta tendrá que tener cómo mínimo 20 centímetros de alto y el mejor material a utilizar será el plástico.
El segundo factor a tener en cuenta será un suelo rico en nutrientes, con un alto porcentaje de materia orgánica y pH neutra. La planta de rosa mosqueta se adaptar a diferentes tipos de suelo y suele ser resistente pero debemos procurar que no se encharque o acumule agua, más bien que la tierra esté húmeda, por lo que el riego debe ser frecuente.
El cultivo de la rosa mosqueta debe tener lugar en primavera durante los días templados para poder trasplantarla uno o dos meses después. Cuando llevemos a cabo ese proceso debemos también realizar una poda para orientar la forma en que queremos que la planta crezca. Del mismo modo, tras la floración debemos aplicar otra poda más. Recuerda dotar de espacio a esta planta, con unos tres o cuatro metros de distancia con el resto de plantas en tu jardín o terraza será suficiente.