La cebolla es un alimento básico de la cocina y de la dieta mediterránea. Es un elemento que está presente en casi todas las elaboraciones, pero, que pasa desapercibida o, en ocasiones, es rechazada por su fuerte sabor.
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Las múltiples propiedades medicinales que contiene la cebolla son muy conocidas. Al contener alicina, es un buen antiinflamatorio y antioxidante; y contiene minerales como el azufre, el fósforo, el potasio y el magnesio. Además, aporta vitaminas C, E, B6 y ácido fólico, tiene saponinas, filosteroles y flavonoides.
Pero por pocos es conocido que el jugo de la cebolla puede emplearse como remedio natural. Por muchos es conocido su uso para aliviar la tos, mejorar los síntomas de un resfriado o evitar la caída del cabello, entre otros. Para poder beneficiarse de todas sus propiedades sólo hay que aprender a extraer correctamente el jugo de la cebolla y poder tomarlo directamente para mejorar la salud. Se puede extraer con licuadora, con un exprimidor o con un rallador convencional.
Para extraer el jugo de la cebolla con una licuadora, primero hay que pelar la cebolla y cortarla en trozos que se meterán en la licuadora. Y simplemente colarlo después. Si se hace con un exprimidor, tan sólo hay que pelar y cortar la cebolla por la mitad y exprimirla, así de simple. En el caso de hacerlo con un rallador, hay que cortar la cebolla en trozos y colar la cebolla en un bol grande, pero poniendo una tela limpia en el rallador para separar el jugo de los trozos.
Una vez se obtenga el jugo de la cebolla ya se le puede dar el uso que mejor se quiera, según las necesidades que se tengan. Se puede beber directamente para mejorar las funciones digestivas, usarse como tónico en la piel si se tienen problemas en la piel, o bien aplicarse en el cuero cabelludo mientras se masajea para evitar la caída de cabello, de ese modo además se acabará con la caspa y se conseguirá un pelo más fuerte.