Hoy en día tenemos cada vez más claro que la alimentación juega un papel muy importante en la prevención del desarrollo del cáncer. La confirmación de esta hipótesis la llevo a cabo un grupo de investigadores del Instituto Beckman de Ciencia y Tecnología Avanzadas, perteneciente a la Universidad de Ilinois de Estados Unidos, quienes demostraron que existe un vínculo directo entre la cantidad de grasa incluida en la dieta y los niveles corporales de óxido nítrico, una molécula de señalización natural que, como se indicó, está relacionada con la inflamación y el desarrollo de esta enfermedad.
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Las dietas pobres en frutas y verduras, ricas en ultraprocesados o abundantes en grasas trans, azúcares, grasas saturadas, carne roja o alcohol, se han vinculado al desarrollo de tumores. El estudio relaciona directamente el aumento de los niveles de óxido nítrico con la inflamación, y ésta a su vez, con el cáncer. Esta conexión entre las dietas ricas en grasas y los niveles de óxido nítrico a nivel molecular requirió desarrollar una sonda molecular altamente sensible capaz de obtener imágenes de tejidos profundos.
Esta sonda, diseñada por el equipo y etiquetada como BL660-NO, es la primera de su tipo, y se utiliza en imágenes de bioluminiscencia del óxido nítrico en los tumores. Los investigadores la utilizaron para diseñar un estudio de dieta en ratones, comparando su tumorigenicidad en portadores de cáncer de mama con una dieta alta en grasas (60% de las calorías provenientes de la grasa) con ratones con una dieta baja en grasas (10% de calorías provenientes de la grasa) midiendo los niveles de óxido nítrico en ambos grupos.
“Como resultado de la dieta alta en grasas, vimos un aumento en el óxido nítrico en el microambiente del tumor -comentó Michael Lee, estudiante investigador en el laboratorio de Chan y coautor principal de este estudio-. La implicación de esto es que el microambiente tumoral es un sistema muy complejo, y realmente necesitamos entenderlo para comprender cómo funciona la progresión de la enfermedad. Muchos factores pueden entrar en esto, desde la dieta hasta el ejercicio, factores externos que no conocemos”.
Chan, autor de la investigación e investigador de la facultad en el Instituto Beckman sostiene que “Sin esta tecnología, no se vería este eslabón molecular faltante, ahora que sabemos que esto está sucediendo, ¿cómo lo prevenimos y cómo mejoramos la situación?”, es la pregunta que ya están analizando para continuar con la investigación sobre el vínculo entre una dieta rica en grasas y el desarrollo de tumores