La planta de aguacate se presenta como una de las ideales para cultivar en casa, ya que su germinación no es compleja. Si bien este tipo de vegetal no suele dar frutos si se planta en maceta y está dentro del hogar, sí se transforma en una especie fuerte y resistente para aportar color y vida a los espacios.
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Para germinar un hueso de aguacate y cultivarlo en casa no se requieren conocimientos avanzados, solo paciencia en el proceso. El primer paso para llevarlo a cabo es lavar bien la gran semilla (que quedará luego de disfrutar el alimento en alguna preparación) y dejar que se seque por al menos 12 horas. Después hay que clavar cuatro palillos de forma horizontal, formando una cruz y ubicándolos a la altura central del hueso, como si se quisiera atravesar transversalmente.
Cuando el hueso de aguacate esté con los palillos clavados se debe colocar en agua, en un frasco o vaso, de modo que el líquido cubra un tercio de la semilla. Deberá mantenerse así en un sitio donde no llegue la luz de forma directa y el agua se podrá ir cambiando según criterio de suciedad y cristalinidad.
El hueso depositado en agua dará como resultado unas pequeñas raíces que quedarán sumergidas y por el otro extremo de la semilla asomará un tallo, que al alcanzar una altura de 15 cm se debe cortar a la mitad. De este modo, se garantiza que la planta de aguacate vaya creciendo con más fuerza, concluyendo su germinación.
La etapa siguiente de la planta de aguacate será dejarla en un sitio donde no le llegue luz directa, hasta lograr que el tallo crezca hasta los 15 cm de altura nuevamente. Llegado ese momento de crecimiento, las raíces sumergidas lucirán más gruesas. En esta parte del proceso es cuando se puede colocar la planta a la luz directa para que broten sus hojas. Al aparecer las primeras hojitas, la planta estará en condiciones de pasar a la tierra y continuar su crecimiento.