En la actualidad todo tiene que ser rápido e inmediato. Es por eso que cada vez es más común ver fruta cortada expuesta ya cortadas y envueltas en plástico para ofrecer al cliente una mayor comodidad a la hora de consumirlas en cualquier lugar. Pero, ¿puede esta práctica provocar problemas sanitarios?
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Recientemente la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) publicó un estudio en el que analiza el comportamiento de las frutas más acuosas frente a las altas temperaturas. Del mismo, se desprendió que las piñas, los melones, las sandías y las papayas necesitan un mayor cuidado a la hora de su conservación. Esto es, porque al cortarlas son más propensas al crecimiento de patógenos que pueden llegar a provocar riesgo de enfermedades como salmonella o listeria.
Según argumentan, la exposición a temperatura ambiente de las frutas cortadas, supone un riesgo sanitario. Por lo que se recomienda que si las cortamos, permanezcan por un corto tiempo a temperatura ambiente y no por períodos prolongados.
Cierto es que los establecimientos, como las fruterías o los supermercados deberán cumplir con la conservación de dichas frutas a temperaturas inferiores a los 25 grados, siempre que sea menos de 3 horas y en un lugar correctamente ventilado y preservado de la luz solar, "seguido de un almacenamiento continuo en refrigeración a temperaturas inferiores a 5ºC", explica el informe.
Lo ideal sería, según explicaron, que la fruta fuera cortada en el mismo momento de comprarla con tal de evitar riesgos. En el caso de que la fruta se venda únicamente ya cortada, hay que evitar posibles excesos de maduración y asegurarse de que tenga un buen aspecto.