Cuando se trata de complementar tus alimentos con alguna salsa existen una gran cantidad de ellas que pueden acompañar tu comida, ya sea que decidas añadir salsa ketchup, mayonesa o aún mejor, un poco de mostaza, sobre todo cuando está fresca, si quieres lograr esto una forma muy sencilla es preparándola tú mismo, pues no hay nada como el gran sabor de una mostaza casera.
La mostaza además de ser un complemento delicioso, también tiene una gran cantidad de beneficios a tu salud, ya que si la consumes de manera regular puede mejorar las defensas de tu sistema inmunológico, además de favorecer la circulación, así que ya tienes muchas varias para consumirla, por lo que si estás ansioso de tener una mostaza casera, a continuación te enseñamos cómo prepararla.
Ingredientes para la mostaza
Para hacer esta salsa casera vas a necesitar 100 mililitros de vinagre blanco, junto con una cucharadita de cúrcuma, 150 mililitros de agua natural, 100 gramos de granos de mostaza amarilla, un par de cucharadas de miel de abeja, además de pimienta negra y un poco de sal al gusto para lograr resaltar todos los sabores.
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Para la mostaza con miel
- Para comenzar con esta receta debes colocar todos los granos de mostaza en un recipiente pequeño para después añadir todo el vinagre blanco y solamente 100 mililitros de agua, esto lo debes llevar a la nevera para reposar por toda la noche.
- Una vez que haya pasado este tiempo es momento de que lleves el contenido del frasco a una licuadora, para añadir los ingredientes restantes como el agua, la miel, además de la sal y pimienta.
- Bate por unos segundos hasta que observes que no queden restos grandes de las semillas de mostaza, después cocina a fuego bajo durante un par de minutos para lograr que tome una textura espesa.
- Cuando esté lista, coloca al interior de un frasco con tapa para llevar a la nevera y deja reposar durante tres días para lograr que disminuya su nivel de amargor.
En cuanto haya pasado este tiempo, tu mostaza casera con miel estará lista para servir, aunque recuerda que es mejor guardarla dentro de la nevera y consumirla en menos de dos semanas para lograr que tenga un sabor fresco.