Sabemos que esta receta puede meteros un poquito de miedo, pero la verdad es que queda deliciosa y perfecta para una tarde fresquita (aunque hay que variar un poco e intentar esta receta en un día súper caluroso ¿No lo creéis?). Además esta es una gran manera de aprovechar las espinas y cabezas de pescado. No hace falta que lo digáis, estamos acostumbrados a botar los huesecillos una vez que hemos terminado con la carnita de los frutos del mar. Pero veréis que las espinas también guardan muchísimo sabor, es por eso que hoy queremos daros la receta de un caldo de pescado, reutlizando las espinas y cabezas que estaban por irse al desperdicio. Otro punto a favor, es que podéis guardar esta preparación y utilizarla como base de otras recetas.
Propiedades de las espinas de pescado
Gabi de Eitb, nos dice que las espinas son súper nutritivas ya que están hechas de calcio, especialmente las de las anchoas y sardinas. Sin embargo hay que ser muy cuidadosos al momento de comerlas, ya que pueden ser traicioneras. En cuanto a la piel, hay algunas reservas al respecto, porque en su estructura pueden conservar una gran cantidad de metales pesados, obviamente será una bomba para nuestro organismo.
Receta del caldo con espinas de pescado
Ingredientes
- 1 kg de espinas y cabezas de pescado
- 4 L de agua
- Hierbas aromáticas
- Zanahorias, apio y cebolla
- Aceite de Oliva Virgen Extra
- Pimienta
- Sal
¿Cómo preparar el caldo con espinas de pescado?
- Limpia las cabezas de pescado en agua fría.
- En una olla, calienta un chorro de aceite y rehoga las hortalizas. Posteriormente, añade las cabezas de pescado y las espinas
- incorpora la sal, el agua, la pimienta y las hierbas aromáticas. Déjalo en el fuego por 40 minutos aproximadamente.
- Retira la espuma que pueda formarse en la superficie. Cuela el caldo y déjalo enfriar.
¡Ojo! Sí quieréis evitar accidentes (nos referimos a quedar con una espina de pescado atorada en la garganta) hay que colar el caldo de esta manera podremos comerlo y disfrutarlo sin temor. Recordad que El Español, nos dice que no todas las espinas son iguales, mientras que algunas son grandes y duras, otras son pequeñas y blandas, su estructura siempre será un factor decisivo a la hora de pasar por nuestro esófago. Siempre que sea una espinita, su viaje hasta nuestro estómago será más sencillo, pero tened cuidado con las grandecitas, esas sí que nos pueden pasar un rato de miedo.