No hay dudas que las croquetas son uno de los platos típicos de la gastronomía española. Estas crujientes bolitas fritas con un tierno y sabroso relleno son el alimento estrella de muchos hogares. Sin embargo, cuando de croquetas se trata, muchas personas se ponen a temblar, ya que, todo lo que tienen de deliciosas lo tiene de complicadas.
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Conseguir hacer una buena masa para croquetas que contenga todo el sabor y la textura adecuada es un logro que solo se consigue con práctica y mucha paciencia. Es muy posible que, si es de las primeras veces que lo intentas, te pase que la masa de las croquetas ha quedado blanda, no sirva para moldear y la termines descartando.
Uno de los trucos que puedes probar si queires una masa perfecta para estas croquetas, es metiéndola durante un rato en el horno para que así se seque el líquido sobrante y la masa quede más espesa para después darle forma y meterla a la freidora. Sin embargo, hay que tener cuidado de que la bechamel no comience a cocinarse, ya que esto podría estropearnos la textura de la croqueta, volviéndola chiclosa.
Otro truco muy utilizado en los hogares para saber cómo arreglar una masa de croquetas, sería añadiendo uno de sus ingredientes estrella, el pan rallado. Este sencillo componente nos puedes ayudar a que nuestra masa deje de ser demasiado liquida. La manera de hacerlo sería añadiendo a nuestra masa porciones de pan rallado y moviéndolo para ir valorando su consistencia.
Si los dos trucos anteriores no te dieron resultados, realiza la masa de las croquetas con harina tostada. La clave para que funcione radica en tostar la harina. Como bien sabrás, la leche y la harina son la base de cualquier tipo de salsa bechamel. Sin embargo si nos queda una masa demasiado liquida y le añadimos más harina de la cuenta acabará adquiriendo un sabor crudo. Es por eso que uno de los trucos que se emplean es poner en una sartén un poco de harina blanca e ir moviéndola hasta que tenga un aspecto tostado.