Se cree que la historia del churro comienza en China, dicho bocadillo originalmente se servía en pares, esto como un símbolo de la dinastía Song Qin Hui y su esposa. Lleva muy pocos ingredientes harina, sal y agua. Los churros o porras, como también se les conoce en España, pueden acompañarse con leche o chocolate caliente.
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Su presentación sencilla con azúcar y canela se remonta al año 1892 y a la literatura de Miguel Ángel de Quevedo y Lope de Vega; a la fecha su receta varía dependiendo del país donde se preparen. La textura del churro es crujiente, de interior suave y no aceitoso.
La mejor harina para hacer churros de churrería es la harina de fuerza al 75% extracción, normalmente es la que se utiliza para planificar. El Gluten es el pegamento que mantiene unida la masa del churro, por eso es muy complicado hacer churros sin gluten o con harinas del tipo pastelería de (poco gluten).
Ingredientes.
- 125 gramos de harina
- 125 mililitros de agua
- 4 gramos de sal
- Aceite vegetal
- Azúcar y canela para espolvorear
Preparación
Poner a calentar agua con sal. Al primer hervor agregar toda la harina e ir integrando para que quede una masa compacta y tipo pasta. Introducirla en una manga pastelera si no tienes una churrera la puedes fabricar con una botella de medio litro. Cortas las tapa en X y colocas la masa dentro, vas apretar la botella y saldrán tus churros perfectos.
Calienta suficiente aceite, aprieta la manga para que salga la masa y corta con un cuchillo. Añade cuantos churros quepan en la cacerola. Retirar el exceso de grasa y espolvorear con azúcar y canela en polvo. Si te sobran churros no los tires para recuperar esa textura crujiente, solo debes meterlos en el tostador y dejar que pasen unos segundos hasta que veas que el churro está caliente y empieza a recuperar su textura. A disfrutar.