La salsa holandesa se elabora a base de yemas y mantequilla clarificada que es es ideal para acompañar pescados, verduras y hortalizas. Este tipo de salsas elaboradas con huevo se deben conservar bien tapadas en la nevera (para que no se forme costra) y hay que consumirlas en las 24 horas posteriores. En el caso de la salsa césar, la mayonesa, la muselina o la holandesa, no se recomienda congelarlas.
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Aunque parece sencilla de elaborar no es tarea fácil ya que se puede llegar a cortar mientras la preparamos. Si tienes la mala suerte que esto te pase, solo añade una cucharada de agua tibia y bátela de nuevo, vas a ver cómo liga otra vez. Si se corta demasiado, pon una de las yemas de huevo en un cuenco nuevo y bátela con unas gotas de agua. Cuando empiece a montar añade la salsa cortada poco a poco y verás cómo se va ligando de nuevo.
Ingredientes
- 3 yemas de huevo
- 200 g de mantequilla sin sal
- 10 ml de zumo de limón
- Sal
Elaboración
Para clarificar la mantequilla, ponemos a calentar a fuego suave una cazuela con agua. Agregamos la mantequilla a un recipiente y lo introducimos en la cazuela sin que el agua entre dentro. Dejamos que se funda al baño María, la colamos y esperamos a que se atempere un poco.
En un bol batimos con varillas eléctricas las yemas, el zumo de limón y la sal. Sin dejar de batir, vamos vertiendo poco a poco la mantequilla derretida hasta integrar completamente y obtener una textura densa. Vertemos nuestra salsa holandesa en un bol o tarro de cristal
La preparación de la salsa holandesa solo va a demorar unos 10 minutos y gracias a su versatilidad la podrás combinar con carnes, pastas, pescados y verduras de todo tipo. Su sabor nos deja abierta una puerta enorme para que nuestros platillos sean espectaculares como los de un chef profesional.