La calabaza es un alimento que está muy de moda este mes, por ser la decoración clave de la festividad de Halloween, y por su uso por los colores anaranjados tan típicos del otoño. Pero, además, es un producto del que se aprovecha todo, sobre todo, a nivel gastronómico.
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Sus semillas, por ejemplo, se consumen en formato de snack de pipa como tal, se tuestan o se salan, formando parte de los cócteles de frutos secos. También se ha puesto de moda consumir y utilizar en la cocina las semillas crudas, de color verde y mucho más tiernas, que dan mucho juego.
5 usos de las semillas de calabaza:
Como crujiente en los platos. Las semillas de calabaza se pueden comer crudas, secas o tostadas, de esta forma, además de ser uno de los ingredientes de muchas bolsas de frutos secos, aportan un toque muy crujiente a las ensaladas, boles con arroz o pasta, yogures, frutas o galletas, dando ese toque crujiente a los platos.
Espesante natural. Los grandes cocineros, sobre todo de la zona de México, usan las semillas de calabaza para espesar salsas, y en muchas recetas son un ingrediente más.
Potenciador de alimentos. Se cocinen como se cocinen, las semillas de calabaza potencian el sabor de muchos alimentos, como por ejemplo el pescado, o algunas carnes como la de conejo o aves. Saber en qué momento de la receta echarlas es clave para conseguir el máximo sabor.
Ingrediente clave en postres. Si se utilizan enteras, las semillas de calabaza dan un toque crocante y crujiente a los postres, por eso es habitual verlas en muchos panes y bizcochos, recubriendo la capa externa. Mientras que, si se muelen y se juntan con los demás ingredientes de la receta del postre, se obtiene una textura cremosa y un sabor muy característico.
Leche o bebida vegetal. Dejando las semillas en remojo durante varias horas y, posteriormente, triturándolas junto con agua y algún edulcorante, se puede conseguir una leche de semillas de calabaza muy saludable.