¿Por qué las galletas me quedan duras? Esta es una de las preguntas más frecuentes a la hora de preparar galletas caseras. No existe una única respuesta, pues este problema puede estar ligado a varios ingredientes de la receta, por ejemplo, el bicarbonato de sodio. Para que ya no pases un mal rato, te diremos cómo guardar tus pastas para evitar que se vuelvan duras y también te daremos otros trucos de repostería para lograr unas galletas caseras perfectas. Recuerda que los postres requieren de práctica, así que dale pa'lante y no te rindas hasta que encuentres tu receta ideal.
¿Cómo guardar las galletas para que no se pongan duras?
Lo más importante es que dejes enfriar tus galletas, de lo contrario, no podrás probar la textura real de tus pastas, para ello puedes pasarlas a una rejilla. Una vez que tus galletas estén bien frías, tienes algunas opciones: La primera consiste en apilar las galletas y colocar trozos de papel de cocina entre cada una, estos absorberá el exceso de humedad. Otra opción consiste en separar las pastas con papel de cocina y reservarlas en un recipiente hermético junto con una bolsita de arroz, esto servirá para conservar su textura original, tal y como lo explica Dolce Sentire.
¿Qué aporta el polvo para hornear a las galletas?
Algunas personas creen que las galletas no necesitan polvo para hornear, puesto que las pastas deben ser crujientes y no esponjosas. Lo que no sospechan es que el polvo para hornear es una mezcla de levadura química con bicarbonato de sodio, esta combinación es un agente que absorbe la humedad y esponja nuestros bizcochuelos. Otro aporte para las galletas es que les da una textura crujiente y un color dorado, además, equilibra el dulzor de la masa. También facilita el batido de la masa. Si no usamos este ingrediente, las galletas no se expandirán y quedarán duras como piedras.
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¿Cómo hacer para que una galleta dura se ablande?
Un trucazo de cocina que nos da el medio informativo, El Comercio, nos dice que para ablandar una galleta dura tenemos que hacer lo siguiente: Guarda tus galletas duras en un recipiente de cristal y justo encima, coloca una rebanada de pan. Cierra el bote y espera unas horas, si te es posible, deja que el pan actúe por algunos días y al abrir el frasco, comprobarás que tus galletas vuelven a estar blanditas. Recuerda que las galletas caseras pueden conservarse hasta por 15 días si las mantienes en buenas condiciones de almacenamiento.