La leche condensada es un alimento tan valioso como la leche. En tres simples pasos te enseñaremos cómo lograr un bizcocho de leche condensada, que quede bien esponjoso y que seguramente volverás a preparar. Sin dudas, se convertirá en una de tus recetas favoritas a la hora de la merienda o al momento de hacer una pausa y disfrutar de algo dulce.
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La leche condensada es, básicamente, la leche a la que se le ha quitado el agua y se le ha agregado azúcar. Por eso es tan sabrosa y, por la misma razón, es necesario un uso cauteloso, no queremos que una bomba de azúcar y calorías nos desequilibre la dieta. Por eso, es recomendable utilizarla en su dosis justa y no abusar.
Como la leche, la opción condensada tiene prácticamente las mismas propiedades. Entre sus virtudes encontramos que es fuente de calcio y de vitaminas A y D. Su sabor intenso, suntuoso y dulce hacen que muchas personas realmente no puedan para de consumirla. Incluso son preparación alguna, tal como sale del envase y con cuchara en mano. Sin embargo, tal como dijimos, no es la opción más recomendable, sobre todo para tener conciencia de las porciones que comemos.
La leche condensada es una gran opción en pastelería y para hacer una variedad de bizcochos. Un buen truco es agregarle una cucharada de leche condensada al café. Pero vamos a nuestra receta, que ya es hora de cocinar.
Ingredientes
- 1 bote de leche condensada (400 gr)
- 4 huevos
- 120 gr de harina
- 50 gr de mantequilla
- 1 sobre de levadura química (polvo de hornear,)
Preparación
En un bol, mezclar los huevos + leche condensada (puede costarte un poquito debido a la densidad de la leche)
Añadir la mantequilla fundida. Mezclar. Incorporar la harina + levadura. Mezclar hasta obtener una mezcla homogénea.
Engrasar el molde y hornear 50 minutos a 160°C. Verificar la cocción pinchando con un palillo para ver si nuestro bizcocho de leche condensada sale limpio.