Como decía el popular persona Sherlock Holmes “No se fíe nunca de las impresiones generales, muchacho, concéntrese en los detalles”. Son precisamente estos detalles, los matices lo que diferencian bebidas que quizá creemos idénticas como el gin y la ginebra. Las definen y diferencian sus aromas y, sobre todo, sus orígenes. Te lo contamos a continuación.
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Popularmente se dice que te haces mayor cuando te pasas al gin o la ginebra. Probablemente creas que estamos hablando de la misma bebida, nada más lejos de la realidad. Aunque cueste dirimir claramente sus características diferenciales, lo cierto es que no podemos confundirlas, ya que hablamos de cosas distintas.
La ginebra tiene su origen en Holanda en el siglo XVI y nació de una forma accidental cuando un médico buscaba una bebida diurética y para ello maceró bayas de enebro en alcohol. Más tarde Lucas Bols comenzó la producción de esta bebida que se convertiría en una de las bases de la coctelería. Esta bebida se elabora a partir de la malta, tras el proceso de fermentación y rectificación se aromatiza y saboriza para ser destilado.
El gin, por otro lado, se originó en tierras británicas. Las tropas británicas conocieron la existencia de la ginebra holandesa como aquella bebida que infundía valor a las tropas holandesas en la guerra de independencia. Sin embargo, su popularidad en Gran Bretaña llegó con el reinado de Guillermo III de Organe, en el siglo XVII que, al prohibir su importación desde Holanda, comenzó a producirse en Gran Bretaña. Pero su producción era de mala calidad y propició en alcoholismo en Inglaterra. Más adelante en la historia se reguló su producción que, debido al sabor de algunas hierbas añadidas en la maceración modificó la receta original de la ginebra volviendo el gin más seco y fuerte. Nace así el famoso London Dry Gin.
Como hemos visto, la producción de la ginebra y del gin presentan diferencias. La ginebra se bebe habitualmente solo o con hielo, mientras que el gin se suele acompañar con tónica y es una bebida alcohólica más seca que la ginebra. Como decíamos al principio, lo fundamental está en los detalles.