Si tu como muchos de nosotros, eres un amante de las orquídeas, pero en ocasiones te frustras porque se notan tristes, marchitas, o han dejado de florecer, permítenos decirte que esto no significa que llegó el momento de tirarlas a la basura, los problemas de floración en plantas de interior son más comunes de lo que te imaginas, entre los detonantes principales de esta situación, destacan el tiempo al sol, las condiciones de humedad y salud, pero despreocupate que esto se soluciona muy fácil.
Las orchidaceae aunque tienen cuidados relativamente “sencillos”, también son algo delicadas, por lo que tienden a ser víctimas de enfermedades o situaciones que comprometen su producción de flores, o al menos así era, hoy le diremos adiós a las macetas vacías.
Solo necesitas de cinco elementos, seis sencillos pasos y dejarte asombrar por los resultados.
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Materiales
- Esponja.
- Canela en polvo.
- Bolsa plástica (grande)
- Tijeras de jardinería.
- Paño.
Paso a paso
- Saca la orquídea de su maceta, con ayuda de las tijeras recorta las partes enfermas, podridas o secas.
- Toma un poco de canela en polvo y “empaniza” las raíces, está no sólo las protege sino también las nutre, provocando que se adapten a su nueva casa de forma más fácil.
- Coloca tu planta sobre un paño limpio y deja que descanse por dos días.
- Pasado el tiempo, es momento de que nuestra protagonista entre en escena, humedece una esponja nueva con agua, acomodala como base en la nueva maceta, trasplanta la orquídea.
- Ahora le construiremos un ambiente controlado donde pueda desarrollarse mejor, para esto solo debes de guardarla dentro de la bolsa, cerrar, y dejarla en un lugar con luz indirecta.
- Después de dos meses, sacala de la bolsa y ya estará lista para ser trasplantada con tierra.
Veraz que con este sencillo truco, esta preciosa vuelve a convertirse en el centro de las miradas.
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