Es muy común sentir que el ajo cae pesado en algunas comidas que se ingieren, sobre todo si este alimento se encuentra crudo. Si bien le aporta un sabor único a cada receta, este vegetal puede traer trastornos estomacales y generar un fuerte mal aliento. El motivo es la activación de la alicina.
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El ajo es considerado un superalimento por sus muchas propiedades beneficiosas para nuestro organismo, pero es una realidad que a veces puede generar malestar a nivel digestivo si se consume crudo. Para aliviar la sensación de incomodidad que puede generar este bulbo cuando lo ingerimos, existe una manera perfecta de picarlo e incluirlo en las comidas.
El malestar que provoca el ajo es originado por la alicina, un compuesto que se activa cuando este alimento se corta o pica. Su precursora es la alinasa, la enzima que se desactiva en contacto con sustancias ácidas. Por lo tanto, si no deseas confitar o asar ajos para que no repitan luego de comer y te apetece su forma cruda, tendrás que acudir a líquidos que cumplan con estas condiciones de acidez.
Para desactivar el efecto molesto que la alicina del ajo puede producir en nuestro sistema digestivo, se debe picar (o machacar) este bulbo en una superficie que tenga algún componente ácido. Frente a esta premisa se puede utilizar el aliado perfecto de este alimento: el limón. Pero también se puede lograr el mismo resultado con el vinagre.
Esto quiere decir que para que el ajo no caiga pesado ni repita, tienes que cortar, picar o machacar los dientes pelados en una superficie con zumo de limón recién exprimido. Cabe mencionar que esta técnica será valiosa para cuando el alimento se coma en crudo: en salsas, hummus, vinagretas, aliños o marinadas. Pero no se podrá efectuar con otras recetas.