El bicarbonato de sodio tiene una propiedad que lo hace muy versátil a la hora de la limpieza de las superficies en general. Y es su característica de ser un abrasivo o exfoliante natural, siendo de gran utilidad para eliminar hasta las manchas más recientes.
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Lo cierto es que nuestra cocina es uno de los sitios que más utilizamos y en los que más se emplean distintos alimentos, electrodomésticos y utensilios que hay que dejar bien limpios. Es por eso por lo que a continuación, te vamos a explicar cómo limpiar la cocina con bicarbonato para que quede reluciente.
Sn dudas, las dos zonas de la cocina que más se ensucian son el fregadero y la mesada donde solemos dejar muchos platos, cazuelas, cubiertos y sartenes con los que se van depositando los pequeños restos de comida. A ello se suma que, normalmente, siempre suelen tener humedad porque se abren y se cierran los grifos de forma continuada y se deja la vajilla mojada.
Esta dinámica hace que si no vamos limpiando a medidas vamos ensuciando, comiencen a aparecer unas molestas y antiestéticas manchas, que además son muy poco recomendables para la salud. Estas pueden ser de aceites, grasas, pequeños restos de comida e incluso de óxido. Entre estas manchas se destacan sobre todo las de óxido que pueden ser difíciles de quitar, pero no son resistentes al bicarbonato.
Ahora bien, ¿cómo se limpian? Es muy fácil, toma nota de cómo limpiar el fregadero y la encimera de la cocina con bicarbonato: lo primero que vamos a haces es coger un poco de bicarbonato de sodio. La cantidad dependerá de la superficie que vayas a limpiar, prueba a empezar con 4 cucharadas y ya verás si necesitas más o menos en adelante.
Añade agua en función de la cantidad de bicarbonato que vayas a utilizar. Para la cantidad que hemos dicho pueden servir 3 o 4 cucharadas de agua, pero de nuevo tendrás que ajustar la cantidad según veas, pensando en que el resultado debe ser una pasta y no líquido. Mezcla ambas partes hasta que se cree como una pasta.
Frota con esta mezcla el fregadero, con la ayuda de un cepillo o estropajo, incidiendo en la zona en la que estén las manchas de óxido. Aclara con abundante agua para eliminar todos los restos de bicarbonato. Seca bien con un paño o bayeta.
Si luego de este truco de limpieza todavía han quedado algunas manchas, no desesperes porque hay solución. El truco pasa por usar limón y bicarbonato para limpiar la cocina en profundidad: exprime un limón, extiende el jugo del limón sobre la mancha. Espera alrededor de 30 minutos para que actúe.
Luego vamos a poner sobre la zona un poco de bicarbonato sin retirar el zumo del limón previamente. Frota la mancha con ambos ingredientes. Aclara con abundante agua, seca y listo.