El teléfono móvil es uno de los inventos que cambió completamente la historia de la tecnología y las telecomunicaciones. Ya sea para entretenimiento, trabajo u otros usos, los beneficios de este dispositivo son muchos para estar actualizado y conectado con el resto del mundo. Pero también ha tenido consecuencias perjudiciales.
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Dentro de esas “secuelas” del uso del móvil, se ubican los cambios físicos que han experimentado algunas personas, según información de un estudio de Estados Unidos que recoge el portal Infobae. Este postula que exponerse a la luz azul con frecuencia e intensidad, puede tener consecuencias en las funciones celulares. En palabras simples de los expertos en la materia, se dan las condiciones para desarrollar la “cara o rostro de smartphone”.
Esta es la relación entre el móvil y el tamaño de la papada, cuello de ganso o doble mentón
Tanto los televisores, como los ordenadores y los teléfonos móviles, emiten luz azul que puede perjudicar las células de nuestro organismo. Esa es la idea que afirma Jadwiga Giebultowicz, quien es doctora y profesora del Departamento de Biología Integrativa de la Universidad Estatal de Oregón. El doble mentón, cuello de ganso o papada se originaría, entre otros factores, por la cantidad de veces que miramos el móvil en el día.
Para denominar esta consecuencia del uso de dispositivos de comunicación de este tipo, los expertos han seleccionado el término “cara de smartphone”. La modificación facial se produce por una carencia de elasticidad en la piel y los músculos del mentón. Eso que llamamos ‘papada’, se puede producir, entre otros motivos, por mirar hacia abajo muchas veces en el día, para prestar atención a la pantalla del móvil.
Lo que se produce es un movimiento en el que el cuello tiende a inclinarse y formar el doble mentón. Cabe mencionar que este tipo de forma de rostro, también se origina por factores hormonales, genéticos o hereditarios y por problemas de alimentación como la obesidad. Para contrarrestar la formación de la papada, lo mejor es comer sanamente, reducir o eliminar la ingesta de comidas con grasas saturadas o azúcares y beber aproximadamente dos litros de agua por día.