Las patatas fritas tienen su día mundial y es el 20 de agosto. Esta comida es la favorita de millones de personas en el mundo que la consumen con alguna salsa o aderezo. Pero también resultan una guarnición de manual para muchas preparaciones, sobre todo las que contienen algún tipo de carne.
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Respecto del verdadero origen de las patatas fritas, en realidad surgieron como un accidente de cocina. Los tamaños más comunes de este alimento son producto de una acción que no tuvo intenciones “buenas”. Esta comida surgió en 1853 de la mano de George Crum, quien era cocinero en ese entonces de Moon Lake Lodge, un establecimiento famoso por convocar turistas en Saratoga Springs, Nueva York.
Al freír patatas, George Crum recibió una queja de un comensal porque éstas eran muy gruesas. Entonces, a modo de “castigo” por el reclamo que no le cayó nada bien al cocinero, éste hizo cortes en forma de láminas más finas en estos tubérculos fritos. Pero el resultado, lejos de dejarlo disconforme, fue óptimo para el cliente, que amó esta comida.
El resultado del cocinero fue denominado luego como “patatas fritas Saratoga” y los turistas que acudían al establecimiento no tenían otra opción que probar la comida furor. Años después, fue William Tappenden de Ohio quien abrió una fábrica para producción masiva y con el objetivo de generar el menor desperdicio posible con este alimento.
Lo cierto es que con el correr de los años, mucho tiempo después del momento de origen, las patatas fritas han logrado posicionarse como una guarnición que siempre está a la orden del día, pero que hay que consumirla con moderación por la cantidad de aceite que pueden absorber en su elaboración. Según Eric Rimm, educador del Departamento de Epidemiología y Nutrición en la Escuela de Salud Pública T.H. Chan (Harvard), hasta seis unidades de este alimento por día no presentaría ningún riesgo para la salud. Pero comer de más y frecuentemente, puede traer aumentos de los niveles de colesterol, entre otros efectos perjudiciales.