El cerebro es la “sala de mandos” de nuestro cuerpo. Además de ser el encargado de llevar a cabo funciones cognitivas, emotivas, el sueño y el descanso, también controla el hambre. Esta es la manera de avisarle a nuestro cuerpo que necesitamos alimentarnos para poder subsistir. Es un impulso muy fuerte que se produce cuando varía la relación entre hormonas y nutrientes en sangre.
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Los alimentos que seleccionamos para organizar nuestras dietas no solamente se encargan de mantenernos en forma (o no), sino que también tienen la vital función de cuidar a nuestro cerebro y proteger nuestra salud. Es por esta razón que resulta realmente indispensable evitar las comidas que puedan causar daños en este órgano tan importante.
La salud mental de cada ser humano debe ser prioridad ante todo, menuda tarea si las hay. Nuestro sistema nervioso central necesita lograr conexiones de neurona a neurona para mantenerse activo y en óptima forma. Ese será uno de los mejores métodos de protegernos, desde que comienza nuestro día hasta que acaba. Allí radica la importancia de saber qué alimentos pueden ser favorables o dañinos para nuestra salud.
Los alimentos ultraprocesados tienen muchas características nocivas para el cuerpo. Causan obesidad, afectan al corazón (enfermedades cardiovasculares), al metabolismo (la glucosa en sangre genera diabetes), al cerebro y, por consecuencia, a nuestra salud en general. Los mismos carecen de una nutrición apropiada, ya que su elaboración puede acarrearnos muchos problemas que desde el principio desconocemos. Suelen estar elaborados a base de azúcares, pero también se producen mayormente con sal, aceite, azúcar, grasas, saborizantes y otros aditivos.
El cerebro se puede dañar ante este tipo de alimentos que, si bien se producen fácilmente, son difíciles de digerir. Dentro de la pirámide alimentaria quedan totalmente expuestos, ya que carecen de los nutrientes necesarios para nuestro organismo. Los más nocivos son: el helado, la mayoría de los dulces, algunos quesos, las galletas dulces y saladas (excedidas en sal y calorías), el pan en demasía, así como también aquellos refrigerios con altos valores calóricos.