La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) se encarga, entre otras funciones, de analizar los productos que tenemos a disposición en el supermercado y determina cuáles se ajustan a una serie de parámetros que consideran una buena compra. Así, de tanto en tanto, ofrece un análisis de los alimentos más o menos saludables, como en este caso los embutidos, presentes en los lineales de las diferentes cadenas.
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Para llevar a cabo este análisis, la OCU ha evaluado la calidad nutricional de más de 200 embutidos que se comercializan en el supermercado. Lo cierto es que ninguno de estos productos alcanza la escala A de Nutriscore, pero alguno de ellos podría ser calificado en la categoría B, la segunda considerada como saludable después de la máxima nota. En este grupo encontraríamos, por ejemplo, el jamón cocido o la pechuga de pavo.
Antes de lanzarnos a comprar embutidos en el supermercado, debemos saber que existen cuatro grandes grupos. En primer lugar, los denominados con carne, entre los que se encuentran el salchichón, la sobrasada o el chorizo, entre otros. En segundo lugar, los fiambres, una amplia categorización que agrupa al chopped, al jamón york o la pechuga de pollo, y por tanto incluye tanto saludables como menos saludables.
En tercer lugar, los embutidos de sangre como la morcilla, con un alto contenido de grasa y mucho menos saludable. Y, finalmente los de vísceras, como las longanizas, en este caso se combina la carne con algunas vísceras, con lo que son menos saludables que los que solo contienen carne.
Pues bien, tras haber concluido su estudio, la OCU determina que los embutidos menos saludables son: la cecina, el chorizo y el chopped. Todos estos productos se encuentran en las categorías más bajas de Nutriscore, con calificaciones D y E. En todo caso, los expertos aconseja nadquirir este tipo de productos en las carnicerías de confianza antes que los ya envasados que podemos comprar en el supermercado.