Los garbanzos deben estar muy bien cocidos en cualquier receta, por lo que es fundamental aprender a cocer esta legumbre del mejor modo. Claro está que hervir garbanzos no es una ciencia, pero hacerlo bien, para que no queden ni duros ni se desarmen durante la cocción, que la piel no se desprenda.
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Antes de poner a cocinar, a veces tener que acordarnos de poner los garbanzos en remojo y los tiempos largos de cocción que tienen nos pueden echar para atrás, prefiriendo los garbanzos de bote. Pero vamos a ver que cocinar garbanzos es la mejor opción, porque podemos aprovechar y hacer una buena cantidad y luego congelarlos cocidos.
Sin dudas que las legumbres son una de las bases de la pirámide alimenticia, y deberíamos comer 2-3 raciones por semana. Los garbanzos son una gran fuente de proteínas vegetales, y además contienen gran cantidad de antioxidantes y fibra. Aportan pocas calorías, pero son ricos en minerales como el hierro, fósforo, magnesio, cobre y zinc. Todas excelentes razones para cocinar garbanzos e incorporarlos a menudo en nuestra dieta.
Tanto si los vamos a cocer en la olla tradicional como en la olla express, es necesario hidratar los garbanzos antes de cocinarlos, porque los que compramos están secos. Por eso tenemos que ponerlos en una olla o bol con abundante agua y dejarlos en remojo entre 8 y 12 horas. No pasa nada si los dejáis un poco más de tiempo, nosotros por ejemplo los ponemos por la noche, para cocinarlos al otro día.
Al día siguiente escurrimos los garbanzos en un colador o escurridor, y los enjuagamos bajo el grifo. El tiempo de cocción depende de la variedad de garbanzos y de su edad (si están recién recogidos o son “viejos”). En la olla tradicional son necesarias entre 1 hora y media y 2 horas, en la olla rápida 15 minutos, 20-25 minutos en la olla a presión clásica, en ambos casos una vez que la olla comienza a soltar el vapor.