Cuando somos tomadores de vino todos nos concentramos en saber y disgustar la bebida con sus diferentes varietales. Tanto en Francia, España, Italia y Argentina encontramos diversos tipos de vinos que nos regalan sabores especiales y por supuesto una vivencia única lleno de placer y goce.
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En este gran proceso de tomar vino, muy pocos se centran en los aspecto de la botella que realmente son sorprendentes. El contenido es fantástico pero si no lo vendemos por la vista, es muy probable que nadie lo consuma si no es recomendado. Por eso muchos expertos en marketing se enfocan en que tenga una etiqueta que llame la atención.
Pero antes de que este el proceso de etiquetado, algunas botellas de vino antes de estar llenas y encorchadas, ya tienen parte de adelante y parte de atrás. Los mejores vinos de muchas bodegas marcan la diferencia en sus botellas incluyendo en el vidrio del casco el escudo de la casa o alguna inscripción.
Sin dudas que cuando vemos ese hermosa botella de vino es porque hubo un gran trabajo pensado para el consumidor. La bodega no se pude permitir que en el proceso de producción de la botella de vino que nos vamos a llevar a casa la etiqueta no esté bien colocada, sino que tiene que caer medida al milímetro debajo del dibujo que lleva la botella.
Para que durante el proceso de embotellado y etiquetado la botella no se mueva de su sitio y la etiqueta acabe terminando descolocada, las botellas que llevan un escudo o inscripción también llevan una incisión en su parte más baja para servir como guía y conseguir un resultado final impecable cuando la botella salga de las máquinas de producción. Todo tiene un porqué.