Muchas veces un vino puede ser muy bueno, pero si no lo bebemos bien, siguiendo algunos pequeños consejos, puede suceder que no lo sintamos tan especial en nuestro paladar. Antes que nada, no hay que caer en la tentación de hacerse los sofisticados y demorarnos para parecer que sabemos de vino. Al contrario, podemos hacerlo bien, de manera muy sencilla siguiendo unos breves pasos.
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Temperatura del vino, descorche de la botella y su decantación y oxigenación serán claves, sobre todo si se trata de vinos de guarda o de vinos que han tenido un paso de más de 6 meses en barricas de roble. En primer término, para catar la temperatura será esencial para poder saborear todas las características de nuestro vino. Para cada varietal, existe una temperatura determinada, eso es lo primero que nos explican desde Bodegas Vivanco.
Ahora bien, vale aclarar y agenda este dato: para los vinos de autor, se recomienda servir entre 15 y 18°C; tintos reserva y gran reserva: entre 16 y 18°C; tintos de crianza: entre 14 y 17°C; tintos jóvenes: entre 12 y 14°C, blancos con crianza en barrica y vinos dulces, entre 10 y 12°C; rosados y blancos jóvenes: entre 7 y 10°C.
En cuanto al descorche, es fundamental poseer un buen sacacorchos, los más cómodos son los que tienen incorporado un sencillo sistema de palancas que permite utilizar los dos tiempos y que además poseen un corta cápsulas. Es ideal no mover demasiado la botella, para que las partículas o los pozos que a veces poseen los vinos no entren en suspensión. Además, es clave cortar el sombrero de la cápsula de la botella por debajo del reborde de la botella justo por el debajo de la boca de la misma.
Posteriormente, clavamos el sacacorchos en el centro del corcho, y así evitamos que se rompa y ojo, nunca atravesemos el tapón por completo porque puede suceder que restos de corcho caigan adentro del vino. Una vez metido, giramos el sacacorcho y una vez que entra aire a la botella, podremos sacar este fácilmente.
Y por último, la decantación del vino. Esto consiste en pasar el vino de la botella a un decantador que va a permitir que ingrese más aire y que el vino se oxigene, otorgándole el punto justo al vino para ser bebido. Esto se suele hacer fundamentalmente, con los vinos de guarda o aquellos que han tenido un paso por barrica de más de seis meses.
Cabe aclarar, que los pasos por barrica pueden ir desde los 6 a los 24 meses, y las mismas pueden ser de madera americana o francesa, al tiempo que varía la cantidad de usos de la misma. A más usos, menos concentración de roble le transmitirá al sabor de la bebida que cataremos.
Además, en el fondo de las botellas de los vinos con muchos años suelen aparecer posos. Estas partículas precipitadas no son malas, pero pueden molestarnos a la hora de disfrutar del vino. Si descantamos ese vino, ayudamos a que los pozos no estén en suspensión, sino que queden en el fondo de la botella, lejos ya de nuevo recipiente.