La piel es nuestra barrera de protección primaria contra los agentes externos que pueden causarnos daño o infecciones. La salud de esta parte del cuerpo es fundamental para no sentir molestias que pueden alterar nuestras actividades diarias, trabajo, descanso o socialización. El acné es uno de los problemas más comunes que surgen en este nivel corporal y combatirlo tiene sus cuidados.
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Siempre que se presente esta afección de la piel, lo ideal es acudir a un profesional de la salud para comenzar análisis de todo tipo y luego obtener un diagnóstico certero, que permita determinar qué alimentos, nutrientes, hábitos o cremas medicinales pueden repararla. Las causas de aparición del acné van desde falta de higiene, desórdenes hormonales, genética, agentes externos como sequedad hasta la edad de la persona que lo padece.
Unas de las vitaminas clave para incorporar a través de las comidas y de cremas con acción terapéutica para combatir el acné de tu piel, son la A y la de tipo B. La primera es el nutriente que ayuda a mantener hidratada la dermis, reducir el grado de inflamación y cicatrizar aquellas heridas que se producen por granitos.
Es fundamental incorporar esta vitamina a nuestro organismo para contribuir a la salud de la piel. Puedes ingerirla a través de alimentos como melón, leche, quesos, zanahorias, coles, hígado y huevo, entre otros más. Pero también es importante incorporar la de tipo C, que ayuda a producir colágeno y nos protege de la radiación solar dañina. Este se puede encontrar en frutas cítricas, fresas y kiwis, entre otras.
El acné también puede ser combatido si se incorpora la vitamina D, que es la que tiene acción en la reparación de los tejidos por el daño a largo plazo que produce esta afección en la piel, al igual que la dermatitis o la rosácea. Por su parte, la de tipo K aporta el beneficio de favorecer el proceso de cicatrización, en este caso haciendo el efecto de “suavizar” las imperfecciones de la piel y mejorando la circulación sanguínea.