Las plantas representan un elemento que puede aportar diferentes beneficios a nuestro hogar. Sin embargo, no todos tenemos habilidades o tiempo necesario para cuidar de un jardín. En este caso, variedades como el cactus de San Pedro, una de las suculentas más resistentes, resultan una excelente opción.
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El cactus de San Pedro o Echinopsis pachanoi tiene su origen en Los Andes y es una de las plantas más cultivas en el mundo. Se adapta bien tanto al jardín como a las macetas, ya que sus raíces no son de gran envergadura, puede llegar hasta los siete metros de altura y su tallo es de color verde oscuro. Si bien el cactus de San Pedro da flor, lo hace por la noche y debemos estar atentos porque no suelen durar más de dos días.
Esta planta crece con rapidez si tenemos en cuenta otros cactus. Al año puede alcanzar hasta los 50 centímetros, dependiendo del lugar -maceta o jardín- en el que esté plantado. Como decíamos, el cactus de San Pedro es muy fácil de cuidar. Resiste bien las frías temperaturas del invierno y, contrariamente a lo que se podría pensar, no debe recibir la luz directa del sol, sino ubicarse en semisobra en zonas de exterior. En interior, esta suculenta deberá recibir algo de sol directo.
El riego en este tipo de plantas no debe ser frecuente, debemos comprobar antes de aportar agua que el sustrato esté seco. El suelo debe ser estar diseñado especialmente para cactus, con arena, gravilla y bastante poroso, todo ello par que la humedad no perezca en el cactus de San Pedro.
La forma más fácil de cultivar el cactus de San Pedro es a través de esquejes, si bien se podría realizar a partir de semillas, seria un proceso más largo y costoso. Debemos tener en cuenta que los esquejes deben estar secos si lo hacemos a partir de otro cactus, de lo contrario, si los plantamos nada más cortar el tallo se pudriría debido a la humedad de la pulpa acuosa que tiene esta especie.