En este artículo queremos hablar y compartir información de un vegetal increíblemente saludable, específicamente la jícama, originario de las tierras mexicanas que crece en racimos y es familiar cercano de las legumbres, como la soja y los frijoles. Este tubérculo que almacena grandes cantidades de azúcares especiales, por lo que mucha gente la considera una fruta, puede consumirse cruda o cocida.
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Esta planta crece junto a las hierbas, sus raíces se parecen a las del camote y pueden medir 20 centímetros de largo por 10 centímetros de grosor. La parte externa es marrón claro, mientras que la interna es anaranjada y carnosa. Las más comunes son la jícama de agua, que es redonda y exuda un líquido transparente; y la jícama de leche, de forma alargada y exudado blancuzco, sin embargo, existen otras variedades como las moradas, blancas o amarillas.
La jícama aporta muchos beneficios ya que contiene un tipo de carbohidrato de reserva muy especial conocido como FOS, al que le debe el sabor dulce. También se considera un buen rehidratante y remedio para las náuseas. Además, aporta mucha fibra, lo que la convierte en una opción idónea para las dietas para bajar de peso, aporta el 44 % de la ingesta diaria recomendada de vitamina C y funciona como antioxidante para bloquear el estrés oxidativo que se produce en el cuerpo.
Este alimento se considera muy saludable ya que la ausencia de grasa y los bajos valores de proteína hacen que tenga muy poco aporte energético, además posee potasio, lo que ayuda a reforzar nuestra salud cardiaca. Contiene también otras vitaminas, nutrientes y minerales dignos de resaltar como la tiamina, el magnesio, manganeso, ácido pantoténico, piridoxina, hierro, entre otros.
Para comer la jícama cruda o cocida hay que lavarla bien antes de pelarla. Es muy importante además, evitar las hojas, los tallos, las vainas y las semillas, ya que contienen una sustancia tóxica para el humano. Antes de pelarlas, se pueden conservar a bajas temperaturas, pero no en refrigeración. Así pueden durar hasta 4 semanas. Se consumen asadas, fritas y horneadas, aunque una de sus mejores versiones en la cocina es comerla cruda como una fruta.