El desayuno es la primera comida del día y, si bien hay dietas en las cuales está interferido por los ayunos intermitentes, se le debe dar importancia como cualquier otra ingesta diaria como el almuerzo, la merienda y la cena. Frente a varias tendencias en planes alimentarios, que algunos son supervisados por profesionales de la salud, es importante aclarar algunos mitos acerca del primer momento del día para ingerir alimentos.
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Hay un mito acerca del desayuno que expresa que si una persona no ingiere alimentos, o se saltea este momento del día, el cuerpo no “rinde bien” el resto de las horas. Esto no es del todo cierto ya que el organismo adapta sus reservas para poder funcionar correctamente. Lo que sucede en realidad es que algunas personas tienen cierta sensación de “falta de energía” o de rendimiento lento.
Por otro lado, hay un segundo mito que reza que el desayuno es la comida que más importa a lo largo del día. Pues debería serlo si se eligen opciones saludables, pero por lo general, en el ritmo cotidiano de millones de ciudadanos del mundo, las opciones siempre son las más rápidas: tostadas de pan blanco con mermeladas con mucha azúcar, galletas, cruasán, churros, cacao en polvo azucarado.
Estas explicaciones derivan de Marcos Vázquez, quien es divulgador científico y creador de Fitness Revolucionario, que según el medio ABC, ha mencionado que el desayuno no es la comida más importante del día pero tampoco la menos clave. Lo importante siempre es saber que es una oportunidad más que tiene el organismo de conseguir los nutrientes diarios y que siempre cualquier plan de alimentación guiado y supervisado por un profesional de la salud contemplará la rutina de actividades de la persona.
El tercer mito con respecto al desayuno viene de la idea de suponer que si una persona no desayuna, inmediatamente en el almuerzo se dará un atracón. Acerca de este planteo, el experto piensa que, si bien es muy probable que alguien coma más cuando quiera almorzar, eso no se traduce en querer compensar las calorías salteadas en el desayuno. Se podría comer un poco más, pero no igual cantidad de lo que se hubiera consumido en la primera ingesta de alimentos.