A lo largo de los años, la gelatina ha ido tomando diversos usos como alimento nutritivo para comer de manera simple como postre o colación, o como ingrediente de algunas preparaciones gourmet un poco más complejas y con otro tipo de cocciones.
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Lo cierto es que desde 1754, donde se realizó la primera patente de elaboración de la gelatina en Reino Unido, hasta el día de hoy, es un alimento elegido por millones de personas para tener una sensación de saciedad, disfrutar algo dulce, aportar proteínas y ayudar en objetivos de descenso de peso. La comida presenta la característica principal de estar compuesta por proteína, en un 98-99% y también por sales minerales en valores de 1-2%.
Una de las principales propiedades de la gelatina es su contenido de colágeno. Este tipo de alimento, al ser proveniente de los cartílagos y tendones de animales, tiene un alto porcentaje de proteína. Consumirla como postre o colaciones, es beneficioso para el organismo ya que el cuerpo, a lo largo de los años, produce cada vez menos esta molécula necesaria para tener huesos y músculos fuertes, y además una piel sana.
Ingerir gelatina también es beneficioso para el cuerpo porque favorece la recuperación de los tejidos, ayuda al crecimiento de las uñas y el cabello, y además contribuye a la prevención de artritis.
La gelatina también tiene un aporte positivo a nivel digestivo, ya que su consumición no genera pesadez, no tiene muchas calorías y genera un efecto de saciedad por los saborizantes. Agregarla como alimento en una dieta saludable es una buena opción por su contenido proteico. Además, al contener glicina ayuda a las funciones del cerebro como la concentración y la memoria.