Los arándanos deshidratados han adquirido una enorme popularidad en los últimos años. Gracias a sus grandes propiedades y su rico sabor han logrado convertirse en el favorito de muchas personas alrededor del mundo. Es una rica fuente de antioxidantes gracias a sus ácidos orgánicos y las 15 antocianinas, lo que la vuelve ideal para prevenir el envejecimiento celular y aporta múltiples beneficios para la salud.
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Propiedades de los arándanos deshidratados
Reduce los niveles de colesterol
Sus niveles bajos de potasio y la capacidad de aumento de síntesis hepática de colesterol bueno o HDL, lo convierten en uno de los alimentos perfectos para combatir la formación de colesterol malo o LDL.
Reduce la presión arterial
Sirve para disminuir y regular la presión arterial provocando un mayor flujo de antioxidantes y nutrientes en el organismo, ayudando a mejorar la función del cuerpo. De igual manera, ayuda a prevenir altos niveles de glucosa en la sangre al mejorar la respuesta del organismo ante la insulina, logrando un buen transporte de nutrientes en la sangre
Mejora la salud visual
Sus niveles contra los oxidantes sirven de gran ayuda para la recuperación de la retina dañada a causa de infecciones o inflamación, esto gracias a los antioxidantes llamados antocianinas, que previenen los daños oculares. También es excelente para prevenir y tratar las cataratas.
Anticancerígeno
Estudios realizados recientemente descubrieron que una de las propiedades de los arándanos deshidratados es la existencia de dos potente antitumorales como el ácido gálico y resveratrol, el cual ha dado resultados efectivos para tratar diferentes tipos de cáncer.
Efectivo contra la diabetes
El consumo de arándanos ha mostrado tener un gran efecto para mejorar la sensibilidad de la insulina en personas con problemas de obesidad, dando como resultado, ser un efectivo alimento en contra de la diabetes.
¿Cómo hacer arándanos deshidratados?
Ingredientes:
- Arándanos
- 2 litros de agua
Preparación:
- Vierte dos litros de agua en un pocillo grande y hierve
- Lava perfectamente los arándanos y déjalos escurrir en un colador. Retire la cacerola del fuego y agregue los arándanos hasta que la piel comience a desprenderse. Deja escurrir nuevamente sobre papel absorbente de cocina
- Precalienta el horno a 90°C y en una charola para hornear coloca papel encerado o vegetal y vierte los arándanos por encima
- Reduce el calor del horno a 65°C e introduce tus arándanos por las próximas 6 horas. Es importante que cada dos horas muevas un poco la charola para evitar que se quemen.
- Pasando el tiempo, retira del horno y deja enfriar, puedes guardarlos en un envase de vidrio y en la nevera. Listo, ahora puedes disfrutar de estos ricos y deliciosos arándanos deshidratados.