Seguramente habéis visto muchos postres con decoraciones doradas, desde purpurina hasta unos más excéntricos como ralladura de oro. Y es que no podemos negar que nos vamos como moscas a la miel cuando vemos algo resplandeciente y apetitoso. Es por eso que hoy queremos enseñaros un poco de los orígenes del oro comestible y daros unos tips para incluirlo en vuestras recetas. Venga, que consentirnos con la comida, nunca se considera un lujo, es totalmente válido y a veces hasta necesario. Así que vamos allá con la historia de este exótica decoración culinaria.
¿El oro se come?
Como os habréis imaginado, el oro comestible es uno de los ingredientes más costosos en el universo gastronómico y, curiosamente, también es uno de los más utilizados. Lo podemos encontrar en 3 presentaciones: las láminas, hojuelas y el polvo, cada una está pensada para elevar al máximo la apariencia de los platos ¿Sabíais que en la antigüedad lo consideraban un elemento curativo? Por desgracia, no se ha demostrado que esta afirmación sea cierta. Hoy en día, las cosas han cambiado y ahora se concibe como un referente de prestigio, sofisticación y elegancia. Parece que esto comenzó en el reinado de Elizabeth I, pues se tienen registros de que era común espolvorear oro sobre las bandejas de frutas.
¿Cómo se hace el oro comestible?
Food and Wine nos dice lo siguiente sobre el proceso del oro:
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- Lo primero que se necesita para producir este ingrediente gourmet es fundir pepitas de oro en un crisol a unos 1,200º C, cabe señalar que a diferencia del que se usa en joyería, aquí se busca el menor quilataje, debe tener entre 22 y 24 quilates.
- Después de fundirlo, se vierte en un molde para formar un lingote, que pasa por unos rodillos para transformarse en una fina lámina, la cual se corta en cuadros y se coloca en superficies plásticas.
- Posteriormente, se pasa al batido, este paso tarda entre 45 minutos a 1 hora. En un principio, se hacía de forma manual, golpeando el oro con un mazo hasta dejarlo lo más delgado posible. Hoy en día, todo se hace con máquinas especiales.
- Las láminas de oro comestible resultantes son muy finas y delicadas, como hojas de papel. Por ello, requieren separarse y recortarse totalmente a mano. Finalmente, se le da cualquiera de las 3 presentaciones deseadas.
¿Comer oro tiene beneficios?
El portal Lifestyle, nos habla sobre los posibles beneficios del oro comestible:
- Según un estudio, cuando la sal de oro se usa en la artritis reumatoide avanzada crónica, puede prevenir un mayor daño en las articulaciones afectadas. Los investigadores creen que la acumulación de oro por parte de los macrófagos inhibe tanto la fagocitosis como las actividades de las enzimas lisosomales, lo que puede suprimir la etapa activa de la enfermedad reumatoide.
- Aunque los investigadores han notado que se había utilizado en el siglo XIX para afecciones que incluyen depresión, epilepsia y migraña, entre otros problemas, un estudio moderno ha demostrado un posible efecto positivo del oro en la capacidad cognitiva. De hecho, algunos investigadores contemporáneos han concluido que el oro comestible tiene un efecto increíblemente positivo en la estructura nerviosa y el cerebro. También ayuda a las personas con ansiedad debido a su capacidad para aliviar el estrés y estimular la respuesta inmunitaria del cuerpo al estrés oxidativo.
- Estudios han demostrado que las nanopartículas del oro pueden fortalecer el sistema inmunológico.
¿En qué recetas se usa el oro comestible?
La chef del restaurante La Finca de Elche (Alicante), Susi Díaz, recomienda aplicar el oro comestible en polvo mezclado con alcohol, por ejemplo, vodka o ginebra. Para pintar un alimento hay que disolver 1 g de polvo con 2 ml de alcohol y usar un pincel fino para colorear los alimentos y dejarlo secar.
Muchos han catalogado el uso del oro comestible en la gastronomía como algo excéntrico, porque además de no tener nutrientes, su sabor es nulo y está diseñado especialmente para que sea digerido por el organismo sin dejar rastro. Las hojas de oro comestible vienen en dos variaciones: transfer y hojas sueltas.
El primero se utiliza en conjunto para cubrir alimentos de gran tamaño, como pasteles y bistecs. Las hojas sueltas se utilizan principalmente para decorar postres, sus pequeños trozos se usan para adornar dulces y chocolates. Sin embargo, son más delicadas que el papel, por lo que se arrugarán o desgarrarán con mucha facilidad. Se recomienda aplicarlas con guantes de algodón, un cuchillo muy afilado o con un pincel suave y seco para que no se pegue en nuestras manos, aunque parezca absurdo, tampoco hay que respirar fuertemente sobre ella porque puede estropearse.
¿Cuánto cuesta el oro comestible?
Las láminas de oro en sí mismas no son tan caras, un paquete de 25 hojas sueltas de 24k, está disponible por alrededor de 50€. Un frasco de hojuelas de oro comestibles puede costar aproximadamente de 30 a 40€. Por otro lado, un paquete de pan de oro de 100 hojas cuesta alrededor de 10 a 20€. También podemos encontrar algunos paquetes de pan de oro y plata. El precio puede variar ligeramente según el tamaño de las hojas y el lugar donde se compre. Podemos encontrar algunas alternativas baratas, pero hay que tener cuidado porque pueden contener impurezas o ser productos falsos y dañinos para la salud.
¿Sabíais que los egipcios fueron los primeros en usar este material para consumo? Ellos solían elaborar panes con oro molido en su interior. Dentro de los alimentos más costosos hechos con oro comestible se encuentran: una pizza del restaurante Industry Kitchen, los tacos de carne Kobe, langosta, caviar de beluga y queso brie, trufa negra y blanca, envueltos en una tortilla de láminas de oro en el restaurante Frida y las papas del restaurante Serendipity 3 de Manhattan.
¿Se os antoja probar el oro? Si tenéis ganas de comer piedras preciosas, probad las galletas de cuarzo.