Las recetas de la abuela es una de las preparaciones que más nos gusta mostrarte. Tener una viaje al paso con sus sabores y texturas, nos hace volver a las raíces donde éramos muy felices con tan poco. Si hay receta tradicional, esa es la de las natillas caseras, finas o espesas, las cuales son la base para miles de que harán que los vuestros se relaman de placer.
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Hacer una natilla casera no es para nada complicado y cuenta con un sabor fino, con un toque de harina de maíz sólo para espesar un poquillo. Con esta receta de la abuela no volverás a comprar ningún sobre más de este tipo para casa, y lo que te recomendamos es que evites esos sobres de supermercados, pues cuando pruebas esta receta no hay vuelta atrás.
Ingredientes para las natillas caseras
- 1 litro y medio de leche entera
- 8 Yemas de huevos XL (grandes)
- 8 cucharadas de azúcar glass
- La cáscara de un limón
- 40 g de harina fina de maíz
- 1 ramita de canela y 1 vaina de vainilla
- 1 cucharadita (tipo postre) de canela en polvo para espolvorear y decorar encima de las natillas.
- Galletas, las que más os gusten.
Receta de la abuela para la natilla
Para comenzar con esta receta de natillas, lo primero es preparar los ingredientes con los que vamos a aromatizar la leche. Lavamos muy bien el limón y pelamos su piel de manera fina, sin mucho blanco que luego nos amargue el postre. Abrimos la vaina de vainilla y sacamos las semillas que reservaremos para añadir más tarde a la leche.
Los trucos de la receta de la abuela dicen que debemos separar un vasito de leche del total que vamos a emplear y lo reservamos. Calentamos el resto de la leche en un cazo a fuego medio casi hasta el punto de ebullición. Añadimos las semillas de vainilla, la piel del limón y por último la canela en rama partida por la mitad.
Mezclamos la maicena en el vaso de leche tibia y juntamos sin que tenga nada de grumos, si es necesario le pasamos la minipimer. Separamos las yemas de las claras. Ponemos las yemas en un bol y batimos con el azúcar hasta que espumee. Añadimos el vaso de leche con la fécula de maíz disuelta. Volvemos a batir hasta que no queden grumos, tiene que quedar una masa homogénea. Reservamos esa parte de las natillas caseras.
Para que las natillas caseras queden perfectas, colamos la leche infusionada y la volvemos a añadir al cazo. Calentamos a media ebullición y añadimos la crema del paso anterior. Lo vamos añadiendo poco a poco y mezclando con unas varillas o una cuchara de madera sin parar hasta que espese.
La receta de la abuela dice que no debe hervir en ningún momento, la textura de las natillas debe estar ligeramente espesa y sin grumitos. Es muy importante no dejar de remover pues puede llegar a quemarse o pegarse a la cazuela. El secreto como en casi todas las recetas es tener paciencia y no dejar de remover siempre para el mismo lado hasta que quede una crema homogénea.
Elegimos los recipientes donde vamos a presentar las natillas. Vertemos las natillas en las copas, cuencos o cazuelitas a través de un colador para evitar que haya algún grumito (un truco por si acaso se ha formado alguno). Dejamos enfriar a temperatura ambiente y después reservamos en la nevera. Para evitar que se forme costra tapamos con un film transparente.
Para ir terminando esta gran receta de la abuela, una vez que las natillas estén frías sólo tenemos que decorarlas con una galleta a tu elección y espolvorear con un poco de canela en polvo. ¡Listo! Como has visto, son muchos los pasos que debes seguir pero te aseguramos que nunca más comprarás este postre sin horno en el supermercado.