El té de cáscara de limón puede ser una alternativa saludable a los zumos, refrescos, tés y aguas saborizadas industriales. Apoya la hidratación y puede complementar una dieta equilibrada. Además, brinda un extra de energía que se necesita para continuar la jornada. Por ello, hay quienes la consumen después de hacer ejercicios.
3 beneficios del té de cáscara de limón
Mejora la digestión
Uno de los beneficios de tomar té de limón es que mejora la digestión. Esta clase de malestares se presentan a media tarde, o después de una digestión pesada por eso, poder ingerir esta infusión luego de las comidas es una gran solución a esa hinchazón que es tan molesta y no nos deja continuar el día.
Bajar de peso
Un segundo beneficio de consumir té de limón es que nos puede ayudar a controlar el peso. Aunque su efecto es modesto, existe evidencia de que las cáscaras de limón mejoran los factores de riesgo cardiometabólico y los marcadores de la función endotelial en personas con sobrepeso.
Te podría interesar
Mejora el sistema inmune
Por último, un gran benéfico de esta infusión con cascara de limón es que mejora la respuesta inmune de nuestro organismo. Varias investigaciones han demostrado que la incorporación de cáscara de limón en la dieta puede contribuir a la mejora de la respuesta del sistema inmunitario. Este alimento inhibe enzimas claves de enfermedades neurodegenerativas.
¿Cómo preparar un buen té de cáscara de limón?
Ingredientes:
- 1 litro de agua (1000 ml).
- La cáscara de 2 limones.
- El zumo de un limón (4 ml).
- Opcional: 4 cucharadas de miel (80 gramos).
Paso a paso del té de limón
Para que el té de limón quede perfecto, lo primero es poner a hervir el litro de agua. Una vez ya esté caliente, deja caer las cáscaras de los 2 limones (previamente lavadas). Espera que llegue a su punto de ebullición Después, añade el zumo natural de un limón. Debe seguir haciéndose la cocción a lo largo de 20 minutos más.
Para ir finalizando este increíble té de cáscara de limón, deja reposar otros 10 minutos para que se entibie. Sírvete una taza y consume (añade un toque de miel, si lo deseas). Vierte el resto del líquido en una botella de cristal para conservarlo bien en el refrigerador durante unos días.