La escena es repetida y sucede en casi todos los restaurantes del mundo siempre que pedimos para nuestro almuerzo o cena alguna botella de vino para acompañar. El camarero se acerca a nuestra mesa, nos enseña la botella y su etiqueta y luego espera a que lo probemos. ¿Pero a qué se debe esto? En este artículo te contamos cuál es la razón por la que nos dan de probar el vino antes de servirlo.
Te podría interesar
A menudo se cree que esto se trata de una situación donde el camarero espera que demos nuestra opinión sobre el vino, pero lo cierto que este no es el motivo. La razón por la que nos enfrentamos a una degustación del vino antes de servirlo no tiene nada que ver con nuestra opinión.
Según explican los expertos, lo que espera el camarero es confirmar que las bebidas, en este caso el vino. no tenga ningún tipo de defecto como puede ser un fuerte olor (o Brett) o se haya dañado por calor excesivo. También pueden aparecer defectos por oxidación, reducción o acidez volátil entre otros muchos defectos.
Este tipo de cosas son las que evalúa un verdadero sumiller o alguien muy conocedor de vinos: Todos hemos visto alguna vez a un profesional oler el corcho al abrir la botella y hacer una pequeña prueba en boca. Pero en este caso el camarero espera que sea el cliente quien realice la degustación para dar el visto bueno.
Pero no hace falta ser un experto o experta en el tema. Siguiendo algunos simples pasos puedes asegurarte de que el vino que has elegido cumple con los requisitos mínimos. Lo primero que debes hacer es sorber un poco de vino y pasarlo por la boca para que llegue a todas partes y puedas percibir adecuadamente todos los sabores.
También debemos analizar la temperatura, el cuerpo y la textura del vino. Tras tragarlo, expulsamos el aire por la nariz y apreciamos las sensaciones que se quedan en la boca, y durante cuánto tiempo lo hacen. En los vinos de gran calidad, el sabor y las sensaciones pueden permanecer en la boca durante más de un minuto, y se dice que su final es largo.