En la vida cada persona tiene aspiraciones y deseos que van cumpliéndose por etapas. Si bien una boda para muchos no significa nada y no está en los planes, para millones de personas es uno de los pasos más hermosos que se pueden realizar en pareja y enamorado.
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Al ser un momento tan importante de la vida, que quedará en la memoria y en el corazón tanto de los protagonistas como de los invitados, todo lo organizado debe dejar buenas experiencias. Además de algún acto que sirva a los fines de entretenimiento, es infaltable organizar lo gastronómico de una boda.
Comida y bebida, dos puntos centrales e importantes de una boda. Para hacer que los invitados se sientan a gusto y que los recién casados disfruten verdaderamente la fiesta de sus sueños, es imprescindible contar con un delicioso cóctel de recepción. Esto será la introducción de una experiencia inolvidable para todos.
Por lo general, la bienvenida de boda suele servirse de pie y la clave está en un buen maridaje. La bebida estrella de toda fiesta suele ser el vino, pero no todos prefieren el mismo. Pues entonces para brindar una buena experiencia para todos los invitados, lo mejor es tener opciones. Se puede optar por vinos blancos y acompañarlos con mariscos ya que, como introducción al banquete que vendrá después, es una opción ligera y aromática. O también puede servirse un vino tinto, no muy contundente, ideal para acompañar con tablas de quesos e ibéricos en ese primer momento.
Para la bienvenida de boda, también se puede optar por un cóctel basado en vino rosado. Esta opción se presenta ideal para acompañar croquetas de mariscos, cazuelas de arroz, encurtidos o aves y es una idea muy primaveral. Pero hay que mencionar que, como cuarta opción, puede considerarse ofrecer Cava, ya que aporta otra oportunidad para maridar con hojaldres, mariscos y ahumados y además... ¡Comenzar los brindis de la boda!