Aunque la inmensa mayoría de las plantas de interior son de fácil mantenimiento, no significa que debamos dar por sentado que con tan solo un poco de agua y una constante exposición a los rayos de sol estarán felices para siempre, todo lo contrario, es muy importante poner especial atención a otro tipo de factores como plagas, estancamientos, podas, periodos de hibernación, además de un sin fin de problemas que parecen no ser importantes pero a la larga pueden terminar marchitando cualquier flor.
Entre algunos de los temas más importantes a considerar para la salud de nuestras amigas verdes es lo que les damos de comer, la gran mayoría de abonos o fertilizantes nutren los tallos y ayudan con la floración, pero dejan de lado las raíces provocando que las mejoras sean solo superficiales.
Según el tipo de compañera de interior que tengas en casa, necesitará un sustrato específico, pero en esta ocasión te traemos un tip universal con el que podrás darle un extra de nutrientes sin importar el tipo, ¿Lista? Aquí lo tienes.
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Avena y sal
Tal como lo leíste, solo bastan dos ingredientes que probablemente están escondidos entre las gavetas de tu cocina, y así es como se usan.
- Cubre una superficie con periódico, papel de cocina o algún material que no importe si se mancha.
- Lleva la planta a la que decidiste darle una segunda a tu zona de trabajo.
- Sácala de la maceta y comienza a separar la tierra de las raíces, toma tus precauciones para no romperlas.
- Mezcla dos cucharadas de avena, una de sal y sustrato fértil con el anterior.
- Toma una maceta, llénala a la mitad con tu nuevo mix, siembra tu planta y coloca tierra hasta el tope.
Con esto ya estará lista la nueva casa para tus roomies naturales, la avena aporta minerales como el calcio y fósforo, mientras protege de las enfermedades, por su parte la sal incentiva tanto el proceso de fotosíntesis como la entrada y salida del agua a las células de las plantas.
Sigue el ejemplo de tus plantas y por favor tampoco olvides alimentarte correctamente.
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