El Feng Shui es una filosofía china que en la actualidad, y desde hace muchos años, se traduce en una de las líneas principales de decoración de espacios, tanto interiores como exteriores. Para este modo de percibir los objetos en función de sus materiales y ubicación, es importante que las energías fluyan y se equilibren respecto de los cinco elementos: fuego, agua, tierra, aire y metal.
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Según el Feng Shui, si los habitantes de tu casa son cuatro miembros o menos, lo ideal es que coloques en tu comedor una mesa cuadrada. Esta forma tiene una relación directa con el elemento tierra que aportará mucho equilibrio de energías en tu hogar y sobre todo de igualdad. Si, en cambio, dispones de una mesa rectangular, se establecerá un desequilibrio de vibras, que hace que unos estén “por encima” de otros.
En cuanto a la mesa redonda, para esta filosofía es la mejor que puedes poner en tu comedor porque la figura representa abundancia y la ayuda del cielo. La forma en que los comensales se disponen para ingerir los alimentos, hace que se genere, circule y fluya una energía suave de igualdad, de diálogo, sin esquinas que se interpongan entre ellos.
Pero si vives en una casa donde compartas tus días con más miembros familiares, es decir, si son muchos los comensales, lo ideal es acudir a las mesas ovaladas o rectangulares (mejor si tiene esquinas redondeadas) porque de otro modo quedarían muy separados entre sí, dificultando la comunicación y el acto de compartir objetos al comer (ensaladeras, botellas, pimientero, salero, etc.). De lo contrario, esto generaría energías egoístas, de no colaboración ni desarrollo de la prosperidad y abundancia.
Los materiales de fabricación de las mesas también son importantes según el Feng Shui: no es lo mismo una de madera que una de cristal. Mientras que la primera se traduce en energías de solidez y de seguridad, la segunda representa fragilidad en las relaciones que se entablen a la hora de dialogar o compartir comidas.