Las termitas, también llamadas hormigas blancas por su semejanza superficial con estos animales, suelen estar muy relacionadas con las cucarachas por haber compartido el mismo orden de antecesores en tiempos pasados. Su nombre proviene del griego y significa “alas iguales”, ya que estos insectos neópteros poseen dos pares del mismo tamaño.
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La madera es el principal alimento de estos insectos sociales cuyos nidos son llamados termiteros. Eligen este material por la celulosa y derivados que la misma contiene. La mayor parte de las termitas viven en climas tropicales o subtropicales, aunque también existe otra porción que se adapta a climas templados. Se conocen hasta el momento aproximadamente 3000 especies, seis de ellas han sido denominadas en otras regiones como plagas urbanas.
Son una de las plagas más difíciles de eliminar del hogar, ya que no solo son capaces de deteriorar la madera, sino que además resisten a varios de los productos que ofrece el mercado para extinguirlas. Sin embargo existen algunos métodos caseros que pueden ser de gran ayuda a la hora de combatir a las termitas.
El ácido trioxobórico que puede conseguirse en la botica se suele utilizar como principal arma de protección de nuestros muebles frente a esta amenaza. Lo que sucede es que deberá ser ingerido por las termitas en grandes cantidades para que haga efecto y, si la plaga logra detectar de dónde proviene el veneno, posiblemente apenas logremos mermar la cantidad de insectos, ya que dejarán de consumirlo.
La clave para eliminar a las termitas será lograr una combinación letal con un alimento dulce. Si mezclamos este ácido junto con azúcar y leche lograremos un señuelo eficaz para exterminar las plagas que habiten en las maderas de nuestra casa. Al introducir esa mezcla en las zonas amenazadas, consumaremos nuestro objetivo, siempre poniendo principal atención a que ninguna de nuestras mascotas merodeen en cercanías de este veneno tóxico.