Grosso Napoletano ha abierto en Barcelona una de sus pizzerías, exactamente en el nº234 de la calle València. Esta nueva pizzería presenta una novedad en su carta y en un gran cartel colocado en la entrada lo anuncia: la carta es senza glutine (la carta es sin gluten).
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Este es el segundo restaurante que Grosso Napoletano ha abierto en España, el primero está en Madrid. Y ahora con este segundo, en Barcelona, esta pizzería vuelve a sorprender con la carta adaptada para celíacos. Hugo Rodríguez, fundador de esta franquicia de restaurantes, junto a Jorge Blas explicaban que querían preparar la auténtica pizza napolinata, prescindiendo de las proteínas contenidas en la harina de trigo que tanto dificultan la vida a las personas que padecen celiaquía, enfermedad que afecta al casi el 2% de la población.
Desde Grosso Napoletano explican, además, que fue en la pandemia cuando se pusieron a trabajar, “en el departamento de I+D intentamos conseguir esa elasticidad tan característica de la pizza napolitana, que tiene más gluten que cualquier otra. Tras varias pruebas dimos con una masa que replicara ese efecto por medio de técnicas de fermentación y con una mezcla de varias harinas (sarraceno, arroz, maíz y otros ingredientes)”.
Lo que consiguió la pizzería de esta investigación, son unas pizzas con los bordes gruesos y esponjosos y el centro muy fino que se acercan muchísimo a las napolitanas de toda la vida. El sabor es algo distinto, puesto que las harinas cambian, pero no afecta en el resultado. Y así lo corroboran las personas que han podido probarlas. “Me atrevería a decir que el 75% de personas que las prueban no sabrían si se encuentran frente a una pizza sin gluten”, declara su fundador, quien además, asegura que hay mucha gente que entra al local de Madrid sin saber que se trata de una de sus pizzería senza glutine, cosa que también ocurre en el de Barcelona. Lo que sí notan, dicen desde el local, es que la masa es menos pesada y más fácil de digerir.
Algo que también cambia, además de los matices en el sabor, es el precio, algo en lo que, por desgracia, los celíacos ya están acostumbrados. “Las pizzas de nuestros locales senza glutine son más caras porque el coste de la materia prima es más elevado. También porque, tanto en producción como en el obrador, es más difícil manipular estas masas, que son más pegajosas”, declara el propietario.
En la carta se puede ver que el precio final continúa siendo razonable. La margherita, por ejemplo, pasa de los 8,90 a los 10,90 euros; la vera carbonara, de los 12,90 a los 14,90 euros; y la prosciutto en funghi, de 10,90 a 13,90 euros.
Ahora sólo hay que ir a probar estas pizzas y ver si de verdad existe tanta diferencia o bien, pasa a ser una de nuestras pizzas favoritas y empezamos a comer sin gluten.