CONSEJO

¿Qué sucede si dejamos de consumir sal?

El cloro y el sodio que obtenemos a partir de nuestra dieta son imprescindibles para que nuestro organismo funcione bien, pero en exceso pueden ser muy perjudiciales.

La sal.se debe consumir pero no en exceso. Producción: GastroLab.
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El consumo excesivo de sal trae grandes perjuicio para la salud. Casi todo el mundo sabe que tomar mucha sal no es bueno porque eso se asocia con la hipertensión y con enfermedades cardiovasculares. Por eso, muchos profesionales de la salud hablan de dejar de consumir.

Si nos situamos en España, cada persona consume a diario 10 gramos de sal pero el recomendado por la Organización Mundial de la Salud,  indican que no deberíamos consumir más de 5 gramos diarios de sal. Esto significa que en España consumimos el doble de sal de lo que deberíamos. Es decir, una barbaridad.

Los expertos hablan de no dejar de consumir. Fuente: Pexels.

¿Significa eso que deberíamos eliminar por completo la sal de nuestra dieta? Los estudios científicos afirman que  el cloro y el sodio que obtenemos a partir de nuestra dieta son imprescindibles para que nuestro organismo funcione bien, pero en exceso pueden ser perjudiciales, especialmente el sodio. Ambos elementos están presentes de forma natural en muchos alimentos, pero la principal fuente en nuestra dieta es la sal.

Por eso, no conviene eliminarla por completo pero sí reducir su consumo. Para que tengas en cuenta, sal de nuestra dieta supone una importante fuente de yodo, siempre y cuando elijamos sal enriquecida con este mineral, tal y como se recomienda hacer. Esto es importante porque la cantidad de yodo que obtenemos a partir de los alimentos puede ser insuficiente para cubrir las necesidades de nuestro organismo, lo que podría generar problemas en la glándula tiroides (bocio).

Para reducir el consumo de sal, no pongas el salero en la mesa. Fuente: Pexels.

En definitiva, debemos reducir el consumo de sal y la solución es dejar los alimentos procesados o ultraprocesados donde la sal suele estar presente en cantidades elevadas y vigilar el consumo de pan. En casa podemos reducir también la cantidad de sal que utilizamos al cocinar. Si lo hacemos de forma paulatina, nuestro paladar se irá habituando al sabor cada vez menos salado y no supondrá ningún esfuerzo. No debemos olvidar además que es recomendable elegir sal yodada.