En el sector de la cosmética natural están siempre en constante evolución para ofrecer productos que sean 100% naturales, huyendo siempre de los compuestos químicos que están presentes en muchos productos que se usan a diario. Como los desodorantes o antitranspirantes que se pueden encontrar en el mercado.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recibe a diario muchas quejas de los cosméticos que además de utilizar muchos compuestos químicos, no son respetuosos con la política pet friendly, experimentando con animales en algunos de los procesos. Y es por eso, que desde la OCU también valoran y exponen alternativas más naturales a ciertos productos.
¿Qué son las sales de aluminio?
En el caso de los desodorantes, muchos consumidores los rechazan por contener sales de aluminio. Se usa este compuesto porque las sales de aluminio, bloquean parcialmente las glándulas sudoríparas y tienen además acción antimicrobiana frente a las bacterias implicadas en el olor corporal, de ahí que se utilicen especialmente en desodorantes y antitranspirantes corporales. Y apuestan por productos más naturales como las piedras de alumbre.
¿Qué son las piedras de alumbre?
Las piedras de alumbre son unas piedras compuestas a base de las sales de origen mineral Ammonium Alum o Potassium Alum (la más frecuente). Aunque sea de origen natural, también contiene aluminio, aunque en cantidades mucho menores que los productos elaborados químicamente. Al ser un elemento natural, hay que tener en cuenta que son menos efectivas o menos duraderas que un producto cosmético. De igual modo que, como ocurre con todos los productos antitranspirantes, no se recomienda usar la piedra de sobre piel irritada, recién depilada, etc.
El funcionamiento de estas piedras es sencillo: en seco, las piedras de alumbre se mantienen neutras, pero en contacto con el agua o la piel húmeda por el sudor y en un medio ácido (como el sudor) el alumbre se disuelve y libera iones de aluminio. Así se obstruyen los poros, consiguiendo el efecto esperado en un antitranspirante. Solo reducen la transpiración entorno a un 30%, cuando lo deseable sería cerca del 50%. De igual modo que, aunque sirven para controlar el olor, no lo eliminan del todo.