Las semillas son pequeñas pero muy poderosas. Cuando las añadimos a nuestros platos los enriquecen de una forma extraordinaria, agregando una larga lista de vitaminas y minerales, proteínas vegetales y grasas de las que no dañan el corazón ni el cerebro.
Si estáis pensando en el alto aporte calórico de estos alimentos, no tenéis que alarmaros tanto, ya que solo basta consumir una pequeña cantidad diariamente para obtener todos su beneficios sin preocuparnos por ganar peso. En plena fiebre por los superalimentos, las semillas ocupan un lugar destacado. El consumo de diferentes tipos de semillas no es algo nuevo, desde hace muchos siglos, han sido un elemento central en los hábitos alimenticios de muchos pueblos y culturas alrededor de todo el mundo. Sésamo, amapola, calabaza, chía… Existen muchas variedades de semillas que se pueden usar en la cocina para aportar color, sabor y nutrientes a los platos, pero ¿sabéis cómo se usa cada una? Aquí os lo contamos:
Semillas de amapola
Parecen diminutos granos de arena de color negro. También existen semillas de amapola blanca, aunque su consumo es menos habitual. Son muy ricas en calcio y otros minerales: manganeso, fósforo, magnesio, hierro y zinc. En la cocina, se suelen usar como cobertura de diferentes panes, en repostería y como aliño de ensaladas y vinagretas. Por ejemplo, se pueden incorporar un par de cucharadas de semillas de amapola a la masa de un bizcocho o de unas galletas. También se pueden añadir a los cereales del desayuno o tostarlas para espolvorearlas directamente sobre una ensalada.
Semillas de amaranto
Las semillas del amaranto están consideradas como un pseudocereal, ya que poseen características de los cereales, como su alto contenido proteico. Es una de las fuentes más importante de proteínas, minerales y vitaminas naturales, así como de ácido fólico, niacina, calcio, hierro y fósforo. Si queréis usarlas en la cocina deberás tratarlas como un cereal. Es decir, las podéis tomar hervidas y añadirlas a una ensalada, incorporarla en guisos o también como complemento para tu desayuno, y se pueden consumir tanto frías como calientes, y en recetas dulces y saladas.
También se pueden tostar en una sartén para obtener palomitas de amaranto, en sustitución de las clásicas de palomitas de maíz, lo que proporciona un snack con muchas más proteínas y fibra. No obstante, las semillas de amaranto se pueden consumir tal cual, sin necesidad de someterlas a ninguna cocción, como ingrediente de una ensalada.
Semillas de calabaza
Las semillas de calabaza suelen ser grandes, planas, lisas y de diferentes colores. Son muy ricas en ácidos grasos omega-6, aportan zinc, magnesio, fósforo, hierro y además vitamina E. Sus usos en la cocina son muy variados, se pueden consumir crudas e incluso con la cáscara.
Otra opción es secarlas. Para ello, hay que lavarlas bajo el agua, secarlas en papel de cocina, colocarlas sobre una plancha y hornearlas durante veinte minutos a 190 grados. Se pueden sazonar añadiendo un poco de curry, pimienta de cayena, nuez moscada o sal, según las preferencias. También son un excelente ingrediente en sopas, guisos o como sustituto del queso rallado; o mezcladas con yogures y frutas. Si queréis incluirlas en ensaladas o en rellenos, es mejor tostarlas primero.
Semillas de chía
Tanto los mayas como los aztecas utilizaban las semillas de chía desde hace varios siglos para la preparación de medicinas naturales y pigmentos corporales. Hoy en día gozan de gran popularidad por la multitud de propiedades nutricionales que contienen. Poseen proteínas, fibra, Omega 3, hierro, calcio, niacina (Vitamina B3, B1 y B2. En la cocina, se pueden agregar en panes, bizcochos, galletas, batidos, sopas, ensaladas, o para acompañar yogures o leche. Pero, sobre todo, se utiliza para hacer más densas las elaboraciones con líquido, ya que contiene una sustancia vegetal viscosa que actúa como espesante y os dejará satisfechos por más tiempo.
Semillas de sésamo
Ya sean blancas, doradas o negras, se suelen usar como adorno de otras recetas, pero, antes de consumirlas, es aconsejable tostarlas, ya que, además de intensificar su sabor, este proceso facilita su digestión. Son una gran fuente de vitaminas y minerales, en especial calcio y magnesio. Por su notable contenido en hierro y proteínas, son un alimento energético y remineralizante.
Las semillas de sésamo son perfectas para aliñar ensaladas; aportar textura en los salteados de verdura, carne o pescado; complementar un yogur; o para decorar postres y panes. También se suele usar como sustituto de la harina en rebozados o para enriquecer unas albóndigas. Estas semillas son tan versátiles que se pueden tener sobre la mesa, como si un salero se tratase, y usarlas cuando os apetezca.