Ducharse luego de un día agotador es perfecto para bajar el estrés y dormir relajados. También, después de un duro día de trabajo, lo que más te apetece es cenar algo rico ya que seguro no tuviste tiempo de comer algo bien casero. Lo que si, para hacer las dos cosas hay que pasar un tiempo y no de forma inmediata.
Hay grandes mitos sobre el comer y bañarse, aunque la afirmación de tener que esperar un par de horas para darte un chapuzón en el mar esté desmentido, puede que ducharte o bañarte inmediatamente después de ingerir alimentos no sea la mejor opción.
Según los expertos, cuando comes tu temperatura corporal aumenta ligeramente a medida que la sangre se desplaza hacia los órganos digestivos. Si te tomas una ducha caliente justo después de comer, el agua elevará todavía tu termostato corporal y desviará la sangre de tus órganos digestivos como el estómago y el intestino.
Lo más aconsejable sería poder ducharse a temperatura ambiente, ya que la opción contraria a la ducha caliente, la ducha fría, también impacta en el sistema y estrecha las venas que portan el flujo sanguíneo. Un baño frío es ideal para activar el metabolismo y quemar más grasa, pero espera un poco si acabas de consumir alimentos.
De todas formas, no hace falta esperar demasiado. Con 30 minutos es suficiente. Si has cenado mucho, espera al menos una hora para que el estómago obtenga todo el flujo de sangre adicional que necesita para la digestión. Lo mismo se aplica al mar que a la bañera, la ducha o la piscina.