Montar nata, o batir nata hasta determinado punto, es una expresión bastante común dentro de la gastronomía. Se utiliza para referirse a que debemos combinar la nata con algún elemento y batirla lo suficiente hasta que cambie su consistencia y su espesor convirtiéndose en una crema con cuerpo y personalidad. Esta preparación puede utilizarse en diversas recetas como relleno, decoración o un ingrediente más para añadir textura.
Puede combinarse con saborizantes cómo chocolates, esencias y licores, también le puedes añadir hasta colorantes. Si bien el término montar la nata pareciera referirse a un término complicado y difícil de lograr, es mucho más fácil de lo que parece. Sin embargo, existen ciertas cuestiones a las cuales debes prestarles atención para que tu nata no termine por volverse agria debido a que se cortó su cadena de frío. El frío es muy importante en este procedimiento y debe ser una característica principal.
Para preparar nata montada debes utilizar nata que esté bien fría, congelarla cinco minutos antes de utilizarla es una buena opción. Debes añadir a la nata cualquier edulcorante que te guste, puede ser vainilla o azúcar glass. Puedes batirla a mano, batiendo enérgicamente con varillas o puedes utilizar una batidora eléctrica, con cuidado de no batir de más y a una velocidad moderada y constante. Caso contrario se cortará y se convertirá en mantequilla dulce, que también es un recurso válido.
Controla la velocidad de tu batido para que puedas empezar de manera lenta y debes agregar el azúcar cuando empieces a ver que la nata se va tornando espumosa. No pares de batir y bate siempre en la misma dirección. Es una receta fácil de lograr pero es necesario que le prestes la debida atención al procedimiento. Ahora sabes todos los secretos necesarios para conseguir una buena nata montada.