La salsa de tomate es uno de los básicos de la cocina de casi todos los países. Los ingredientes que suele llevar su receta son: aceite de oliva, cebolla, ajo y laurel. Las combinaciones de especias y hierbas que se le pueden agregar a esta preparación son infinitas y siempre es a gusto personal. Cientos de cocineros le dan su toque con algún alimento distinto.
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¿Cómo hacer salsa de tomate casera?
Zanahoria, puerro, orégano, tomillo o albahaca, son algunos de los ingredientes comunes que se pueden encontrar en una salsa de tomate casera. Una manera de hacerla en casa es con estas cantidades:
- 1 ajo
- 1 ½ kg de tomate maduro
- Tomillo
- 100 g de puerro
- Sal y azúcar a gusto
- Aceite de oliva
- 150 g de zanahorias
- 100 g de cebolla
- 2 hojas de laurel
El procedimiento no es complicado. Primero hay que quitarle la piel a los frutos. Para eso hay que hacerle un corte en cruz en la base y escaldarlos durante 40 segundos. Una vez pelados, se deben cortar transversalmente y hay que sacar las pepitas. Luego se picará el ajo, las zanahorias, la cebolla y el puerro, y se los sofreirá con aceite de oliva en una sartén.
En ese momento se corregirá con sal y azúcar, y se le puede agregar el tomillo. Acto seguido, será el turno del tomate triturado, que deberá sumarse al recipiente y cocerse durante 30 minutos, removiendo de vez en cuando. Al final se puede pasar la preparación por una batidora y corregir sal y el nivel de acidez.
¿Qué se debe evitar a la hora de hacer salsa de tomate casera?
Uno de los errores que debes evitar a la hora de hacer salsa de tomate en casa es tratar de espesar la preparación con harina o algún polvo de características similares. Esta manera no es la más óptima, se debe hacer a través del proceso de cocción a fuego bajo. De esta forma conseguiremos una reducción lenta y adecuada del agua que sueltan los frutos.
Otro error muy común cuando se hace esta preparación casera es utilizar el pimentón para “dar más color”. La consistencia de la salsa no tiene que ser siempre muy roja, en tonos oscuros o intensos. Las hortalizas no son todas iguales y mucho menos contienen la misma cantidad de pigmentos. Ejemplo de ello es el ingrediente que le dará un color más anaranjado: la zanahoria.