Puede que siempre te hayas preguntado por qué una bebida como el Whisky resulta tan fascinante. Puede también que la hayas visto como protagonista en esas películas o series donde grandes ejecutivos y políticos deciden el devenir del mundo. Pues si quieres lanzarte y probar una de las bebidas con alcohol más legendarias, te contamos cómo tomar Whisky como un experto.
En Escocia comenzó todo. Puede que en muchas regiones del mundo se destile Whisky pero el Whiskey es sólo de Escocia, país que ostenta su denominación de origen. Tras este país, son Canadá, Estados Unidos e Irlanda los países donde más se produce Whisky. El Whisky escocés tiene dos categorías: single malt -elaborado por un solo productor, más caro y difícil de conseguir- y blended -realizado por varias destilerías, más barato y menos intenso-.
Si eres aficionado y quieres empezar por un Whisky más dulce, tu opción es el americano. El popular bourbon es fácil de reconocer por su sabor a caramelo y vainilla, este alcohol se produce a base de diferentes granos, pero con más de la mitad de maíz. El rye, por su parte, se fabrica con centeno, tiene un sabor más fuerte y un precio más elevado. Si quieres un sabor más puro de esta bebida elige el irlandés.
Aunque no lo creas el precio no siempre es igual a calidad. No existe un tipo de Whisky que por su coste nos dé garantías y sea mejor que otros. Debes probar y saber cuál es el adecuado para ti. A lo largo de la historia algunas marcas de esta bebida subieron sus precios sin variar su producto y consiguieron más ventas por la creencia de que a más coste más calidad.
Los años sí importan. El añejamiento es fundamental en este alcohol. Cuando más “viejo” sea un Whisky mayores serán sus sabores y su color. Pero cuidado, si esta bebida permanece demasiado en barrica el gusto de la madera puede anular sus rasgos característicos.